China ha utilizado cuatro motores de crecimiento: la dependencia de las exportaciones; una enorme inversión privada; un consumidor con creciente capacidad adquisitiva; y el gasto público del gobierno. Sin embargo, el tercer motor se ha visto muy perjudicado por la epidemia de Covid-19 que se originó en el país en 2020. Las autoridades chinas tienen ahora previstos unos estímulos masivos, que incluyen la rebaja de tipos de interés cuando otros países los están subiendo, comenta Graham, Estratega jefe de Multiactivos de Robeco.

“La última amenaza del Covid al bienestar y prosperidad de la población china ha llevado a las autoridades a decretar estrictos confinamientos en Shanghai y otras regiones, mientras que en Pekín se aplican medidas menos drásticas”, afirma. 

Consumidores en hibernación
 
“Las perspectivas económicas se han hundido, como pasa con los confinamientos en todas partes, y los consumidores están en hibernación forzada. El PMI del sector servicios chino registró una lectura inferior a 40, indicativa de una ralentización económica, lo que deparó una desincronización de su economía y política monetaria interna de la del resto del mundo».    

“Mientras que otros bancos centrales han subido los tipos de interés y endurecido las condiciones financieras, el Banco Popular de China (PBoC) ha bajado tipos y flexibilizado las reservas obligatorias”.

Grandes planes de estímulo

También se ha recurrido a estímulos fiscales. El gobierno chino anunció recientemente planes para aumentar el gasto en infraestructura en 45.000 millones de USD, conceder al sector de aerolíneas ayudas por 52.000 millones de USD, y aprobar bonificaciones fiscales para la clase media por valor de 20.000 millones de USD.

Según Graham, “Las bonificaciones fiscales parecen llegar en el momento correcto del ciclo para reactivar el crecimiento, al contrario que en EE.UU., donde el gobierno ha inyectado dinero en una economía ya recalentada”. “Aunque utilizar medidas de estímulo ya empleadas sufre la ley de los rendimientos decrecientes, el paquete de medidas reactivará la economía al levantarse los confinamientos”.  

“A corto plazo, la economía se impondrá a la ideología, y es probable que el primer ministro y el vice primer ministro abandonen sus cargos en el 20º Congreso del Partido, lo que permitirá a sus líderes distanciarse de las dudosas decisiones políticas relativas al Covid recientes.”
 
Todavía puede invertirse en China

Ello quiere decir que China sigue siendo una oportunidad de inversión, sobre todo porque la demanda de materias primas es todavía clave para mantener la condición de fábrica del mundo del país. 

“Para nosotros, se puede seguir invirtiendo en China, ya sea por medio de beneficiarios de la demanda de materiales y materias primas, como Latinoamérica o Asia, o directamente en empresas chinas,” señala Graham. “Desde nuestra ventajosa posición podemos ver que estos beneficiarios descuentan un panorama mucho mejor para la economía china; de hecho, las fábricas han seguido trabajando durante los confinamientos”

“Además, los consumidores saldrán del bache con ‘ganas de gastar atrasadas’, lo que servirá para que las acciones de consumo e Internet centradas en el mercado interno se recuperen de unos niveles de valoración históricamente bajos”.    

“El ciclo económico está a grandes rasgos desincronizado, por lo que la reapertura en China debería suponer un balón de oxígeno para el crecimiento global, además de aflorar valor en activos impopulares que descuentan unas perspectivas demasiado pesimistas.” ​

¿Manda una señal recesionista el high yield estadounidense?

Una cuestión distinta pero relacionada a la que los inversores prestan atención es el mercado de bonos high yield estadounidense, la única clase de activo importante que ha registrado flujos de salida netos los 12 últimos meses. Los bonos high yield los emiten empresas con una calificación crediticia inferior a investment grade por el mayor riesgo que entrañan sus negocios, lo que hace que sean más proclives a un impago en caso de producirse una recesión. 

“Los datos macroeconómicos recientes de las economías desarrolladas apuntan a una ralentización del crecimiento, y el temor a la inflación está dando lugar a la preocupación por el crecimiento, por lo que seguimos de cerca el mercado high yield estadounidense,” en palabras de Graham.

“El análisis histórico justifica el temor a que la Reserva Federal no consiga materializar un aterrizaje suave, opinión que no nos parece infundada dados los actuales niveles de inflación y desempleo. Como argumento en contra puede decirse que la Fed tiene margen para enfriar un mercado laboral demasiado ajustado, ya que un pequeño aumento del desempleo sería positivo para prolongar el ciclo, al permitir que se tomara un descanso en la subida de tipos”.      

Un mercado muy cíclico

Un posible problema es que los valores de consumo discrecional suponen ahora la mayor parte del mercado high yield, al representar al 20% de los emisores, mientras que energía se mantiene en alrededor del 14%. “Por tanto, el high yield se mantiene como un activo muy cíclico, y los niveles de empleo y gasto de consumo serán un factor clave”, precisa Graham. 

“Salvo en caso de recesión, la rentabilidad actual mercado del high yield parece interesante, y descuenta la preocupación por el crecimiento. Si tenemos en cuenta nuestro escenario de inversión central, las finanzas de empresas y consumidores están saneadas.”

“Los excesos detectados en recesiones anteriores no son ahora tan evidentes (salvo quizá en las cuentas públicas), lo que nos lleva a pensar que el riesgo de recesión no es alto en un horizonte a 12 meses. Creemos que los riesgos del high yield son más asimétricos que el sesgo recesionario que los diferenciales de mercado reflejan en la actualidad; el riesgo de impago es todavía bajo; y la Fed aparcará las subidas de tipos más avanzado el año. Por tanto, por el momento no nos preocupamos demasiado”.