
“Nuestro horizonte de inversión es de cinco años para cada una de las empresas”, explicaba Santeri Korpinen, CEO de Sifter Capital. Y esa sencilla frase encapsula una filosofía que recuerda que invertir, bien entendido, se parece más a plantar un árbol, como hemos recordado recientemente que decía el gran Buffett. De hecho, nos decía Santeri que "nuestro horizonte de inversión es de cinco años para cada una de las empresas. Así que cuando hacemos análisis para la empresa, tenemos hipótesis de inversión y las hipótesis de inversión siempre se basan en el rendimiento del negocio."
Sifter no se deja arrastrar por modas geográficas ni por cuotas sectoriales preestablecidas. La estrategia es puramente bottom-up, basada en el análisis profundo de cada empresa, sin importar si su sede está en Suiza, Taiwán o Alabama. “La asignación geográfica y sectorial en el fondo Sifter se basa en la investigación bottom-up”, resume Korpinen. Esto significa que lo importante no es dónde está la empresa, sino cómo gana dinero y si puede seguir haciéndolo durante años.
Un buen ejemplo es Safran. En lugar de fijarse en cotizaciones diarias, Sifter analiza cuántos motores de avión vende, cuál es su base instalada y qué ingresos recurrentes genera por mantenimiento. Esa visibilidad de ingresos permite construir hipótesis de inversión realistas y robustas, ajenas al ruido del mercado.
Sifter no teme pagar una prima por empresas de alta calidad. “Si la empresa continúa aumentando sus beneficios año tras año, después de cinco años el precio de compra inicial resulta realmente barato”, nos dice Korpinen. Esta lógica, que puede parecer contraintuitiva en un mercado obsesionado con las gangas a corto plazo, es puro sentido común empresarial: comprar buenos negocios, no acciones baratas. El fondo busca mantener el fondo "evergreen", lo que significa que el rendimiento del negocio debe mejorar cada año mientras la valoración se mantiene moderada. Las empresas de alta calidad a menudo tienen una prima, pero creen que esta inversión se vuelve "realmente barata" después de cinco años si la empresa continúa creciendo sus ganancias.
En su cartera, el fondo mantiene una concentración deliberada: 25 posiciones, con más del 50% del peso en las diez primeras. Calidad sobre cantidad.
Otra de las cosas que más me ha gustado de las que nos ha contado Santeri es que, más que gestores, en Sifter se consideran “propietarios”. Y como cualquier buen dueño, supervisan sus negocios de forma constante. “Seguimos cada empresa constantemente. Miramos que crezcan los ingresos, los beneficios y que no haya erosión de la ventaja competitiva”. El caso de Intel es paradigmático: tras detectar la pérdida de cuota de mercado, comenzaron a reducir posición y finalmente salieron en 2019.
Este enfoque de vigilancia constante sin caer en el cortoplacismo es lo que les permite combinar una estrategia de largo plazo con flexibilidad táctica.
La posición en TSMC también revela la solidez de su análisis. A pesar de las tensiones geopolíticas en Taiwán, Sifter no ha salido corriendo. “No creemos que TSMC como empresa vaya a desaparecer. No es en beneficio de China ni de nadie”. Eso sí, tras una subida del 100% en 2024, redujeron su exposición por criterios de valoración. Pragmatismo puro: el riesgo geopolítico se mide, pero no se sobrerreacciona.
Sifter Global Fund no es un fondo para quien busca adrenalina. Es para quienes valoran estabilidad y rentabilidad sostenida. Su rentabilidad anualizada a cinco años se sitúa en el 12,1% y una gestión que ha superado claramente a su benchmark. Además de que es un benchmark difícil de batir, Santeri nos decía que ellos no se guían por ningún índice.

Fuente: Morningstar Direct
Y aunque 2025 ha comenzado con caídas, el fondo se mantiene en el cuartil superior de su categoría a medio y largo plazo, gracias a su selección de compañías globales y su resistencia frente a las tormentas del mercado.
Si tu idea de inversión es comprar hoy y vender mañana, este no es tu fondo. Pero si entiendes que la rentabilidad sostenible se construye con negocios reales, bien gestionados y vigilados con rigor, Sifter puede ser una pieza interesante en tu cartera. No es magia. Es metodología, paciencia y respeto por el dinero invertido.