
El private equity sigue en un periodo de reajuste, con la recaudación de fondos, la actividad de transacciones y las salidas aún por debajo de los niveles anteriores a 2022. Este entorno está creando distorsiones en los precios y una menor competencia, especialmente en los segmentos menos eficientes donde el capital es escaso.
Vemos oportunidades en estrategias que respaldan a los líderes locales, impulsan el crecimiento transformador y aprovechan la innovación multipolar. Las buyouts (adquisiciones) de pequeñas y medianas empresas, los vehículos de continuación y las inversiones selectivas en empresas en fase temprana están especialmente bien posicionados para capturar valor a medida que los mercados se ajustan y la propiedad activa se convierte en un motor aún mayor de la rentabilidad.
Deuda privada y crédito alternativo: ingresos y protección
El crédito privado sigue mostrando resistencia, respaldado por los sólidos balances de las empresas y los consumidores, y por unas primas de riesgo y unos rendimientos más elevados que ofrecen un potencial de ingresos significativo.
Las ineficiencias provocadas por la regulación bancaria y la caída de las valoraciones inmobiliarias comerciales crean oportunidades atractivas en la deuda inmobiliaria. La deuda de infraestructuras también sigue siendo atractiva, especialmente cuando los ingresos están vinculados a la inflación o respaldados por activos esenciales.
El enfoque en las garantías, la seguridad y la diversificación respalda las oportunidades en la financiación basada en activos, mientras que las estrategias de diversificación, como los valores vinculados a seguros, ofrecen ingresos sólidos y rentabilidades no correlacionadas.
Infraestructura: la transición energética sigue siendo un tema clave a largo plazo
La transición energética sigue siendo el tema principal en materia de infraestructura a nivel mundial, aunque el impulso inversor en Estados Unidos se está moderando en un contexto de cambios políticos. El segmento sigue ofreciendo una atractiva vinculación con la inflación y unos ingresos estables a largo plazo.
En Europa y gran parte de Asia, los marcos políticos favorables y las sólidas carteras de proyectos eólicos y solares siguen impulsando la actividad inversora. Más allá de las energías renovables básicas, están surgiendo estrategias de mayor rentabilidad que asumen un riesgo de desarrollo mesurado e invierten tempranamente en nuevas tecnologías, como el almacenamiento en baterías y el hidrógeno verde, que están impulsando la siguiente fase de la transición energética.
Sector inmobiliario: la revalorización sienta las bases para una buena cosecha a corto plazo
Tras un periodo de descubrimiento de precios, las perspectivas para los mercados inmobiliarios mundiales han mejorado considerablemente. Los volúmenes de inversión siguen estando por debajo de los niveles anteriores a 2022, pero se están estabilizando, los ingresos por alquileres se ven respaldados por la escasa oferta nueva y los elevados costes de construcción, y hay indicios de que los precios de las transacciones se están recuperando.
En medio de esta dinámica, creemos que los próximos años se perfilan como muy sólidos. Nos parecen especialmente atractivos los sectores en los que la mejora operativa puede generar alfa, como la logística, la vivienda, los almacenes y la hostelería.