"El proceso de análisis de crédito sigue estando muy enfocado de abajo hacia arriba en los fundamentos", explica el Florian. A pesar de los grandes eventos vividos desde lo que conocemos como “Día de la Liberación”, el método para analizar la solvencia de las compañías no ha cambiado sustancialmente. Una afirmación que reconforta, especialmente cuando vivimos en un mercado en el que los factores técnicos –flujos, apetito por activos o posiciones relativas– parecen dictar más las valoraciones que la propia salud financiera de los emisores.

Y sin embargo, esa desconexión entre precio y valor preocupa: "la imagen fundamental ha cambiado materialmente para muchos emisores corporativos", avisa. Aunque los spreads de high yield siguen anclados en niveles similares a los de principios de año (unos 280 puntos básicos), los riesgos han aumentado. Y aquí empieza la alerta: cuidado con confiar en la inercia de los precios.

Donde Florian se muestra más entusiasta –y con razón– es en el universo de los CLO, esas estructuras complejas que reparten préstamos sindicados en tramos con diferentes niveles de riesgo. La demanda está disparada: "En Europa llevamos ya 107 nuevos CLO por valor de 45.000 millones de euros en 2025, un 50% más que el año pasado".

La clave de este apetito es doble. Primero, el track record reciente: “el fuerte rendimiento de la clase de activos en 2023 y 2024” está atrayendo capital técnico. Segundo, la estructura misma de los CLO: "están muy bien equipados para hacer frente a tasas de impago más altas", siempre y cuando se escojan bien los tramos.

Una de sus virtudes más relevantes en el entorno actual: "son instrumentos de tipo flotante", lo que les hace menos sensibles a subidas de tipos de interés. Esto los convierte en un activo especialmente atractivo para carteras que buscan estabilidad y protección en un entorno incierto.

El fondo ha reducido exposición a este tipo de activos, aprovechando la elevada rentabilidad. Y ahora está posicionado de forma perfecta (esto lo digo yo), para poder aumentar de nuevo la exposición (puede tener un máximo del 20% de la cartera). Es el sweet spot para un gestor. Ha obtenido rentabilidad y está agazapado como un león para volver a subirse en cualquier momento. Enhorabuena a quienes sigan a este gestor porque estarán más que contentos…

A pesar del dominio de lo técnico, Virós lo tiene claro: “precisamente ahora es cuando es importante realizar un análisis de crédito profundo”. Porque llegará un momento –no sabemos cuándo, pero sí sabemos que llegará– en el que los fundamentos y los precios volverán a encontrarse.

Ese momento de convergencia es lo que separará a los gestores brillantes de los que simplemente siguieron la corriente. "Hay que filtrar los créditos más débiles y seleccionar los más fuertes que serán más resistentes", insiste. Especialmente en un entorno donde la posibilidad de impagos empieza a ganar terreno en las proyecciones de riesgo.

Eso sí, no todo es interesante para cualquier público. Invertir en CLO no es para todos: "las barreras y la experiencia requerida son bastante altas". Y aunque parezcan un oasis de rentabilidad ajustada al riesgo, la demanda también podría verse debilitada por factores como la evolución del tipo de cambio, los cambios regulatorios o el retorno del apetito por activos domésticos frente a europeos.

Lo que aprendimos con Florian Virós es que estamos en un momento delicado, pero lleno de oportunidades. Los mercados de crédito están en una encrucijada, con precios sostenidos por flujos mientras los fundamentos tiemblan bajo nuestros pies. La clave, como casi siempre en renta fija, está en calibrar con precisión. Identificar las fisuras antes de que se conviertan en grietas, y encontrar activos estructuralmente preparados para resistir las tormentas que puedan venir.

Una charla que nos recuerda que, en crédito, como en otros activos -pero aquí considero que de forma más sustancial-, lo importante no es solo lo que ves en la superficie, sino lo que hay debajo. Y en eso, Florian Virós, sin duda, sabe mirar más allá.