¿Puede el crecimiento global  resistir las crecientes tensiones geopolíticas? ¿La inflación se acercará al objetivo del 2% de los bancos  centrales para finales de 2024? ¿Deberíamos temer una explosión de angustia financiera desencadenada  por el aumento de los tipos de interés? ¿Cuánto tiempo esperarán los bancos centrales antes de reducir  sus tipos? 

Aumento de la incertidumbre geopolítica 

La situación geopolítica sigue siendo altamente incierta, sin visos de finalizar por el momento la guerra en  Ucrania y el conflicto entre Israel y Hamás. "Una extensión del conflicto entre Israel y Hamás que lleve a un bloqueo del estrecho de Ormuz tendría consecuencias graves", según Anton Brender, Economista Jefe  de Candriam. Agregó: "Elevaría significativamente los precios del petróleo y el gas natural, ya que  alrededor de un quinto del consumo mundial de petróleo y los flujos anuales de GNL pasan por el estrecho.  Si se mantienen, estos altos precios llevarían a la economía mundial a la recesión. Sin embargo, aunque  la situación podría evolucionar rápidamente, a menos que haya una escalada del conflicto, nuestro  escenario sigue siendo que los precios del petróleo estén cerca de los 90 dólares por barril y que los  precios europeos del gas natural ronden los 50 euros por MWh, cerca de su nivel actual. En este entorno,  el crecimiento global debería mantenerse por debajo del promedio, pero una recesión global es  improbable", añade Anton Brender. 

China: vientos en contra más fuertes y apoyo político limitado 

A pesar de un repunte en el tercer trimestre de 2023, el PIB de China sigue estando significativamente por debajo de su tendencia pre-Covid. La débil confianza mantiene alta la preferencia de los hogares por el  ahorro financiero y evita la recuperación del consumo. El sector inmobiliario sigue sufriendo por la falta de  compradores. En este contexto, las medidas anunciadas por Pekín desde agosto (reducción de las tasas  de interés hipotecarias, disminución de los pagos iniciales y flexibilización de las restricciones en las  transacciones de viviendas) deberían ser suficientes para evitar un empeoramiento del colapso del sector  inmobiliario, pero no lo suficiente para reactivar el crecimiento. 

"La economía china sufre de un exceso de ahorro privado que ahora solo puede ser absorbido por el  gobierno", resume Anton Brender. "El aumento de las transferencias fiscales de Pekín a las autoridades  locales muestra que Pekín quiere mitigar las dificultades de financiación de las entidades locales y apoyar  más inversiones en infraestructuras en los próximos meses. A menos que las autoridades aumenten  significativamente su apoyo político, es probable que el crecimiento siga siendo inferior al promedio".

Estados Unidos: ¿Tendrá éxito la Reserva Federal? 

La economía de EE. UU. ha sido sorprendentemente fuerte: después de haberse desacelerado, la  demanda interna ha repuntado con fuerza desde principios de año. Al mismo tiempo, las presiones sobre  los precios al consumidor han seguido disminuyendo y los salarios han desacelerado, gracias a la  disminución de las tensiones postpandémicas, pero también a un aumento significativo de la población en  edad de trabajar. A partir de ahora, en lugar de apostar por el aumento continuo de la fuerza laboral o por  un renacer de la productividad, la Reserva Federal querrá ver que la actividad se desacelere.

"El endurecimiento de las condiciones financieras desde el verano ayudará a la Reserva Federal", señala  Florence Pisani, Jefa Global de Investigación Económica de Candriam. "La fuerza en la construcción  manufacturera, impulsada por la Ley CHIPS (que proporciona nuevos fondos para impulsar la investigación  y fabricación doméstica de semiconductores) y la Ley IRA (Reducción de la Inflación), también debería  desvanecerse progresivamente, mientras que el respaldo proporcionado por el gasto del gobierno es  probable que se debilite. Además, los tipos altos duramente más tiempo, deberían frenar la inversión  residencial y así como los altos tipos en crédito al consumo deberían penalizar al mismo. Aun así, siempre  que la inflación siga disminuyendo, el consumo continuará creciendo a un ritmo decente. En este entorno,  un aterrizaje suave parece alcanzable", según Florence Pisani. Sin embargo, la persistencia de tipos altos a largo plazo es un riesgo para este escenario bastante optimista. 

"En cuanto a tipos de interés, esperamos que la Reserva Federal se tome su tiempo durante varios meses  antes de comenzar a reducir los mismos", agrega Florence Pisani. 

Zona euro 

La actividad en la zona del euro ha estado estancada desde mediados de 2022, con la mayoría de los  componentes de la demanda privada moviéndose de lado o disminuyendo. Con el aumento de los tipos,  se espera que la inversión residencial se contraiga aún más. El aumento de las declaraciones de quiebra  es menos preocupante de lo que parece, pero el aumento de los tipos, exprimirá los beneficios de las  empresas, mientras que la debilidad de la demanda frenará la inversión empresarial. Sin embargo, la  menor inflación debería respaldar el poder adquisitivo de los hogares y ayudar al aumento moderado del  consumo, permitiendo un crecimiento ligeramente positivo en 2024. 

“Un crecimiento cercano a cero es probable que se convierta en la 'nueva normalidad' en la zona del euro", comenta Florence Pisani. "Una población envejecida y mejoras de productividad decepcionantes  difícilmente se revertirán en el corto plazo", añadió. "En este contexto, el BCE debería dejar de endurecer  pero mantendrá los tipos de interés elevados durante más tiempo. Es necesario crear cierto margen en el  mercado laboral para llevar la inflación de vuelta al objetivo del 2%. Mirando hacia el futuro, la zona del  euro tendrá que enfrentarse a muchos desafíos. Es probable que los altos precios de la energía sigan  siendo un obstáculo estructural. Además, es probable que la brecha de inversión con los Estados Unidos siga ampliándose en los próximos años, lo que hace poco probable un resurgimiento de la productividad". 

"Las perspectivas de crecimiento débil complicarán la consolidación de las posiciones fiscales, en un  momento en que los ambiciosos objetivos climáticos de la UE requerirían 1.5 puntos porcentuales  adicionales del PIB en inversión pública para el período 2021-2030", concluye Florence Pisani.