El precio del oro ha subido en medio de la crisis de Ucrania. Sea cual sea la evolución de esta situación, en Schroders piensan que el oro sigue dispuesto a convertirse en el activo refugio por excelencia o "TINA" (there is no alternative).

La invasión rusa de Ucrania ha tenido muchas consecuencias: la primera y más importante es su devastador impacto humano. Aunque no podemos perder de vista que hay muchos millones de personas afectadas, como inversores somos conscientes de que es un momento de gran incertidumbre.

En épocas de agitación en los mercados, los inversores recurren al oro por ser un activo refugio. Cuando las tropas rusas invadieron Ucrania el 24 de febrero, el metal amarillo alcanzó los 1.974 $/oz, el precio más alto desde septiembre de 2020. En el momento de escribir este artículo, el 2 de marzo, se situaba en 1.929 $/oz. Antes de la crisis actual, el precio del oro rondaba los 1.800 $/oz, sin haber registrado avances significativos desde finales de 2020.

La presión vendedora de los grandes inversores institucionales, sobre todo en Norteamérica, ha sido compensada por la fuerte demanda de los fabricantes de joyas, los bancos centrales (como activo de reserva) y por la demanda de lingotes y monedas (a menudo una forma de ahorro/inversión). El oro tiende a reflejar bien las condiciones macroeconómicas en constante cambio, y las caídas de precios de finales de 2020 y 2021 se debieron en gran medida a la anticipación de la normalización de la política monetaria/fiscal tras la crisis del Covid-19.

La demanda de oro estaba aumentando incluso antes de la crisis

Los precios del oro se mostraron resistentes en enero y principios de febrero, a pesar de las fuertes subidas de los tipos de interés reales en EE.UU., que normalmente los lastrarían.  Esto se debe, en parte, a la tensión geopolítica de la situación entre Rusia y Ucrania, lo que puede seguir apoyando los movimientos al alza si el conflicto se agrava o las sanciones no surten efecto.

Sin embargo, incluso antes de que la situación se agravara, ya veíamos indicios de que la demanda institucional de oro como instrumento de cobertura de carteras estaba aumentando. Creemos que esto continuará hasta 2022, independientemente de cómo evolucione la situación geopolítica.

Y, ¿por qué los inversores podrían empezar a invertir en oro ahora?

Aparte de buscar un depósito de valor en momentos de mayor tensión en los mercados, creemos que muchos inversores consideran que el próximo ciclo de subida de tipos es extremadamente arriesgado dado el anormal contexto macroeconómico.

Además de estar muy endeudadas, las economías desarrolladas se han vuelto dependientes de los estímulos monetarios y fiscales masivos. La posibilidad de que se produzcan ciclos de retroalimentación negativos (una reacción que provoca una disminución de la función en respuesta a un estímulo) en la economía real y los mercados financieros a medida que se eliminan los estímulos y suben los tipos de interés, es elevada.

En otras palabras, es muy posible que las subidas de tipos y la supresión de la expansión cuantitativa tengan un impacto tan negativo en las economías, en las que los consumidores ya están sufriendo un crecimiento negativo de los ingresos reales, que se reviertan antes de que pase mucho tiempo.

La posibilidad de que se produzcan resultados estanflacionarios es alta (es decir, bajo crecimiento y una inflación alta o al alza) y la probabilidad de que sigamos en un largo periodo de represión financiera con tipos de interés reales negativos también es elevada. Este es un contexto macroeconómico muy positivo para el oro.

Otros diversificadores de cartera parecen menos atractivos

Las incertidumbres actuales sugieren que las instituciones probablemente seguirán prestando más atención a los activos diversificadores de carteras como el oro, ya que otras opciones parecen menos atractivas.

Por otro lado, el espacio de las criptodivisas, que bien puede haber atraído capital desde el oro en los últimos trimestres, también está bajo una creciente presión regulatoria.

Mientras tanto, en marcado contraste con 2013 (cuando el oro fue abandonado en gran medida a favor de las asignaciones a renta variable) las valoraciones iniciales de la renta variable son muy altas

En términos más generales, es difícil argumentar que los instrumentos de cobertura tradicionales, como la deuda pública, sean tan atractivos como lo han sido en el pasado, sobre todo porque las economías están muy endeudadas, los rendimientos siguen estando cerca de los mínimos históricos y la inflación podría ser estructuralmente más alta.

Entonces, ¿el oro se convertirá en un activo "TINA"?

En general, en Schroders siguen creyendo que el oro debería registrar una buena rentabilidad en 2022. Aunque el conflicto en Ucrania podría apuntalar nuevos movimientos al alza, con pocas opciones alternativas para diversificar las carteras, creen que el oro va camino de convertirse en el activo refugio "TINA" de los próximos años.