Tras un periodo complicado, la deuda de alto rendimiento vuelve a ver la luz al final del túnel. «El mercado de deuda estadounidense de alto rendimiento parece más sólido y estable de lo que ha sido en muchos años», señala la gestora de renta fija Shannon Ward.

A principios de 2022, los diferenciales del crédito estadounidense de alto rendimiento se situaban próximos a sus mínimos históricos en torno a los 300 puntos básicos (pb). El rendimiento era de solo el 4,3%. A principios de noviembre, los diferenciales habían aumentado a unos 500 pb y el rendimiento casi se había duplicado, situándose en el 9%. En resumen: la deuda de alto rendimiento vuelve a generar un alto rendimiento.

Los fundamentales también han mejorado. Muchas compañías de alto rendimiento aprovecharon los tipos de interés ultrarreducidosde los últimos años para aplazar el vencimiento de su deuda. Durante la pandemia, muchas de las compañías más débiles entraron en situación de impago, mientras que las más sólidas lograron sobrevivir. Al desaparecer estos créditos más débiles, la calidad crediticia del índice ha aumentado. Tal y como muestra el gráfico, el 50% del índice de deuda estadounidense de alto rendimiento tiene ahora una calificación BB (la mayor calidad crediticia del segmento de alto rendimiento).

De cara al futuro, aunque las dificultades macroeconómicas podrían provocar un aumento de las tasas de impago, no parece probable que estas vayan a aumentar de manera muy acusada.

La situación continúa siendo complicada, y se mantiene el potencial de volatilidad a corto plazo. Pero el aumento de los rendimientos que se ha registrado tras la venta masiva de este año debería ofrecer una cierta protección frente a nuevos episodios de debilidad.

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