Después de dos años de cielos relativamente vacíos, el director general de Ryanair, Michael O'Leary, está siendo testigo del increíble regreso de la demanda de transporte aéreo. El mes pasado, y ante los grandes retrasos en los controles de seguridad, pidió al gobierno que enviara al ejército al aeropuerto de Dublín para poner orden entre los numerosos pasajeros que abarrotaban las terminales.

A medida que la economía mundial va saliendo lentamente de la pandemia, los aeropuertos de todo el mundo se enfrentan a una avalancha de viajeros que quieren recuperar el tiempo perdido. Movidos por la demanda acumulada, muchos vuelan por primera vez desde que el virus del COVID-19 afectara de lleno al sector de los viajes. Para las aerolíneas, el cambio de tendencia de la demanda ha sido rápido e intenso y ha superado incluso las expectativas más optimistas.

«La demanda se está reactivando casi tan rápido como se interrumpió», señala Todd Saligman, analista de renta variable de Capital Group especializado en el sector aeroespacial de Europa y Estados Unidos. «Para muchas aerolíneas estadounidenses, marzo ha sido el mes con mayor número de reservas de la historia, y lo mismo ha ocurrido en Europa».

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De cara a las vacaciones estivales, es probable que el transporte aéreo supere los niveles previos al covid en gran parte del mundo occidental, y ello a pesar de los problemas a los que se enfrentan actualmente las aerolíneas, entre los que se encuentran el fuerte aumento de los precios del combustible, la escasez de pilotos y el menor número de vuelos disponibles hasta que el sector acabe funcionando a plena capacidad. El repunte del virus que se está produciendo en China está retrasando la reapertura del sector en el país, por lo que el transporte aéreo asiático se está viendo superado por el estadounidense y el europeo.

«Aún no hemos recuperado los niveles previos al covid, pero es solo cuestión de tiempo», señala Saligman. «El sector de los viajes ofrece importantes oportunidades de crecimiento a largo plazo en muchos países. Solo un 20% de la población mundial ha viajado alguna vez en avión, lo que supone un gran potencial de crecimiento, sobre todo en mercados emergentes como China y la India, donde la clase media está aumentando y el transporte aéreo está aún en fases muy incipientes».

La volatilidad está en el aire

No se equivoque: las compañías aéreas son objeto de gran volatilidad. La cotización de las aerolíneas estadounidenses cayó un 31% en 2020, ya que los confinamientos impuestos por los gobiernos y las prohibiciones de viajes internacionales lograron paralizar prácticamente el tráfico aéreo. En 2021 su cotización cayó otro 2%, a pesar de que la recuperación de la economía estaba ya impulsando a otros sectores. El sector ha subido casi un 10% en lo que va de año, a pesar del retroceso registrado tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, iniciada el 24 de febrero.

La guerra ha contribuido al meteórico aumento del precio del combustible para aviones, que ha aumentado un 110% este año, superando al aumento de los precios del petróleo por un amplio margen. Después de la mano de obra, el combustible suele ser el segundo gasto más importante para las aerolíneas.

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En tiempos normales, un incremento tan fuerte del precio del combustible habría afectado al competitivo sector de la aviación. Pero estos no son tiempos normales.

«Las aerolíneas han podido repercutir estos costes en gran medida aumentando los precios de los billetes de avión», explica Saligman. «Es probable que estas compañías sigan registrando una gran volatilidad, pero creo que los próximos seis a doce meses van a ser muy buenos para las líneas aéreas, al igual que para los operadores de cruceros y otras compañías relacionadas con los viajes».

De hecho, dos de las mayores compañías aéreas estadounidenses, American Airlines y Delta Airlines, prevén ya unas cifras de ingresos sin precedentes para el trimestre actual que finaliza el próximo 30 de junio. En la reciente presentación de resultados, los directivos de las aerolíneas señalaron que esperaban un fuerte aumento de las ventas en la temporada estival. «La demanda actual es la mayor que he visto a lo largo de mi trayectoria profesional», señala Scott Kirby, director general de United Airlines, «y eso que los viajes de negocios aún no se han recuperado del todo».

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Volando voy

El optimismo por el sector viene acompañado de ciertas reservas. La recuperación debería avanzar si los precios de la energía no continuaran disparándose, el conflicto entre Rusia y Ucrania no se generalizara y no volvieran a imponerse restricciones a causa del covid. Se trata de grandes premisas que podrían o no desarrollarse según lo previsto. No obstante, a largo plazo, las perspectivas son favorables, tal y como señala el gestor Steve Watson.

«Creo que el covid desaparecerá y la gente querrá volver a volar, así de fácil», afirma Watson, en cuyas carteras de inversión incluye aerolíneas, líneas de cruceros y compañías de reservas de viajes. «Los inversores deberían prestar menos atención a cuál es el mejor momento para invertir en el sector, y más a cómo serán los flujos de caja y las cifras de beneficios en los próximos meses y años».

¿Y qué hay del miedo a que las videollamadas por Zoom o Webex acaben sustituyendo a las reuniones presenciales? Según Watson, eso no va a ocurrir. «Hace años, también se pensaba que las conferencias telefónicas iban a acabar con los viajes de negocios, y eso tampoco ocurrió», señala. «Las personas que generan ingresos cara a cara volverán a viajar».

Amplio margen de crecimiento tras la reapertura

Según el gestor Chris Thomsen, al ser uno de los pocos sectores que no se han recuperado por completo tras el covid, muchas aerolíneas resultan atractivas desde el punto de vista de las valoraciones.

Las aerolíneas han sufrido un retraso en su proceso de recuperación, lo que se ha debido en gran medida a la aparición de la variante ómicron el pasado mes de diciembre. Ahora esta variante está debilitándose en muchas partes del mundo, por lo que las aerolíneas y otras compañías relacionadas con los viajes están bien posicionadas para participar en el repunte que ha impulsado a otros sectores que también se vieron muy afectados por la caída registrada en 2020. Thomsen pudo comprobarlo en un reciente viaje de Londres a Los Ángeles.

«Los aeropuertos estaban abarrotados, los restaurantes hasta los topes y los vuelos llenos», señala. «Creo que ya estamos en un mundo pos-COVID. La gente quiere salir y hacer todo lo que no ha podido hacer en los dos últimos años. Y eso es algo que va a favorecer al sector de los viajes durante, al menos, los próximos años».