¿Cree que el mercado está correctamente posicionado en cuanto al calendario y la intensidad de las bajadas de tipos del BCE? ¿Qué riesgos principales identifica hoy para el escenario central de tipos en la eurozona?
El Banco Central Europeo se pronunciará esta semana sobre los tipos de interés. La previsión mayoritaria del mercado es que no habrá una bajada inmediata, por lo que lo más probable es que los tipos se mantengan en torno al 2%. Si miramos más allá, las valoraciones implícitas en los fondos monetarios para diciembre de 2026 sitúan los tipos alrededor del 1,85%, un nivel muy cercano al actual. Esto sugiere que el mercado no descuenta grandes bajadas adicionales. No obstante, la experiencia nos dice que las previsiones sobre los movimientos de los bancos centrales, especialmente a comienzos de año, rara vez aciertan con precisión.
Lo que sí parece relativamente claro es el rango en el que nos moveremos: con una alta probabilidad, los tipos se situarán entre el 2% y el 1,5%. El escenario final dependerá de los datos macroeconómicos que vayan publicándose.
Si la inflación se modera más de lo previsto —por ejemplo, hacia niveles del 1,6%-1,7%— y el crecimiento económico se debilita de forma significativa, podríamos ver una o incluso dos bajadas de tipos, acercándonos al extremo inferior del rango (1,5%). En escenarios intermedios, con inflación controlada en torno al 2% y un crecimiento razonable, lo más probable sería una única bajada de 25 puntos básicos a mitad de año y estabilidad posterior.
¿Por qué considera que la deuda pública europea vuelve a ser atractiva para el inversor en este momento del ciclo?
Actualmente, la deuda pública europea ofrece emisiones denominadas en euros con la máxima calidad crediticia, en un contexto en el que los diferenciales de crédito están extremadamente estrechos. Para ponerlo en contexto, un bono corporativo europeo con rating AAA y una duración media cercana a cinco años ofrece en torno a un 3,5% de rentabilidad. Sin embargo, un fondo de deuda pública a largo plazo, con mayor duración (en torno a 7,5-8 años) y una calidad crediticia superior (rating A, varios escalones por encima), ofrece prácticamente la misma rentabilidad.
Esto refleja una percepción de riesgo asimétrica en el mercado: durante los últimos años, los inversores han preferido asumir riesgo de crédito, incluso con menor duración, evitando de forma clara las duraciones largas, aunque fueran de mayor calidad. Creemos que esta situación genera una oportunidad clara en deuda soberana europea, que debería tener un peso estructural en las carteras.
¿Qué papel juega hoy la duración en una cartera de renta fija bien diversificada?
La duración ha sido uno de los grandes “tabúes” para los inversores en los últimos años, pero pensamos que esa aversión es hoy excesiva.
Por ejemplo, el bono alemán a 10 años ofrece actualmente una rentabilidad cercana al 2,85%, habiendo llegado a rozar el 3%. No veíamos estos niveles desde la crisis financiera de 2008 y la posterior crisis de la eurozona, momentos de riesgo sistémico extremo para la propia existencia del euro.
Si entramos en un escenario de inflación por debajo del 2%, el inversor estaría obteniendo más de 150 puntos básicos de prima de rentabilidad “gratis” en un activo considerado libre de riesgo. Es cierto que existe riesgo de duración, pero puesto en perspectiva histórica, los niveles actuales son muy atractivos.
Creemos que muchas carteras están excesivamente concentradas en riesgo de crédito, cuando los diferenciales ya están muy ajustados. Si estos se amplían, el impacto puede ser significativo. En cambio, los tramos largos de la curva ya descuentan un escenario de incertidumbre y ofrecen valor relativo muy interesante.
Dentro del universo de Govies europeos, ¿qué tramos de la curva ofrecen actualmente la mejor relación rentabilidad-riesgo?
Vemos oportunidades tanto en tramos medios como en tramos largos.
Los tramos intermedios, con rentabilidades en torno al 3,5%-3,6%, pueden ser una alternativa atractiva a la renta fija muy a corto plazo o a los fondos monetarios, especialmente teniendo en cuenta que estamos ya en la fase final del ciclo de subidas de tipos. Estos tramos permiten preservar la rentabilidad durante más tiempo.
Al mismo tiempo, creemos que es razonable perder parte del miedo a las duraciones largas. Sin asumir riesgos excesivos, incorporar una mayor exposición a estos tramos permite capturar una yield to maturity muy atractiva, cercana al 3,5%, con la máxima calidad crediticia en euros y una mejor diversificación de riesgos.
¿Cómo se posiciona el Eurizon Fund II Euro Bond para capturar estas oportunidades en un entorno de dudas en muchos países de la región?
El fondo mantiene una duración ligeramente superior a la del benchmark: frente a una duración de referencia cercana a 7, el fondo se sitúa alrededor de 8. Esta decisión responde a las valoraciones atractivas que observamos en los tramos largos de la curva y al exceso de cautela de muchos inversores frente a la duración.
En cuanto a la distribución geográfica, el fondo está sobreponderado en Alemania. Por un lado, porque ofrece una rentabilidad a vencimiento muy atractiva; y por otro, porque sigue siendo el principal activo refugio en episodios de tensión (“fly to quality”).
El fondo está aproximadamente invertido al 130%, utilizando ese 30% adicional en deuda alemana a corto plazo, lo que permite beneficiarse de un doble efecto: un carry interesante y protección en escenarios de aumento de la aversión al riesgo.
Además, el fondo combina una parte core con una parte satélite enfocada en valor relativo, apoyándose en un modelo cuantitativo de control de riesgo y descorrelación. El resultado es una cartera bien diversificada, con una yield to maturity cercana al 3,5% y un rating medio A+, lo que consideramos una combinación muy atractiva en el contexto actual.