¿Hasta qué punto el desarrollo de una gama de ETFs parte de entender las preferencias del inversor en términos de rentabilidad, riesgo y sostenibilidad?
Conocer las preferencias de los inversores es clave para ofrecer soluciones verdaderamente útiles. Nuestro objetivo es desarrollar una gama de productos capaz de adaptarse a las necesidades de cada inversor, en cualquier momento de su vida y del ciclo de mercado.
Contar con una oferta que permita ajustar la aversión al riesgo —desde los perfiles más conservadores hasta los más dinámicos—, así como invertir con un mayor o menor enfoque en sostenibilidad, contribuye a que cada inversor pueda alcanzar sus objetivos financieros.
En definitiva, nuestra labor como proveedores de ETFs consiste en poner a disposición de los clientes una auténtica caja de herramientas de inversión, con todas las opciones necesarias para que cada uno pueda construir la estrategia que mejor se adapte a su perfil y a sus metas.
¿Qué peso tienen hoy factores como la transparencia, la eficiencia fiscal o los costes frente al potencial de generación de alfa?
La combinación de todos estos factores, junto con la constante innovación, ha sido clave para el crecimiento sostenido de los ETFs como vehículo de inversión. Desde su lanzamiento, hace más de tres décadas, el mercado de ETFs ha registrado un crecimiento anualizado superior al 20%.
Esta capacidad de innovación es la que ha impulsado el desarrollo de ETFs de gestión activa, cuyo objetivo es generar alfa —es decir, una rentabilidad adicional respecto al mercado—, ofreciendo así una nueva herramienta de inversión que está siendo adoptada cada vez más por los inversores.
Dentro de esta categoría, destacan los denominados ETFs “Enhance”, diseñados para ofrecer un rendimiento extra sobre el índice de referencia con un riesgo controlado. Estos productos mantienen un tracking error generalmente situado entre el 1% y el 3%, permitiendo así una gestión activa eficiente dentro de una estructura de costes y transparencia propias de los ETFs tradicionales.
En este entorno de tipos de interés más estables, ¿ha cambiado el perfil de demanda de los inversores hacia los ETFs más defensivos o sostenibles?
Si miramos hacia atrás, la evolución de los flujos de inversión refleja claramente el contexto monetario de los últimos años. Desde el inicio del ciclo de bajadas de tipos en 2022, la mayor parte de los flujos se ha dirigido hacia exposiciones de renta variable —especialmente hacia estrategias plain vanilla vinculadas a índices como el S&P, el Euro Stoxx—, así como hacia productos de renta fija con duraciones más elevadas.
En el entorno actual, en el que se prevé como máximo una o dos bajadas adicionales de tipos de interés y no se anticipa un repunte significativo en el futuro, esperamos una rotación hacia productos de renta fija con duraciones algo más cortas, junto con una demanda sostenida de soluciones de renta variable, siempre que no se materialice ese temido repunte de tipos al que hacíamos referencia anteriormente.
En los últimos años hemos visto un crecimiento notable de la oferta de ETFs: desde los más tradicionales —los plain vanilla que replican índices amplios— hasta los más sofisticados o temáticos. ¿Dónde se concentra hoy la mayor demanda?
Si recapitulamos la evolución de los flujos en ETFs en Europa desde 2022, observamos un crecimiento constante y notable. En 2022 se registraron alrededor de 85.000 millones de euros en entradas netas, cifra que aumentó hasta 150.000 millones en 2023. El año 2024 marcó un nuevo récord, alcanzando los 250.000 millones de euros.
En lo que llevamos de este año, todo apunta a que volveremos a superar esa cifra histórica, ya que solo hasta septiembre los flujos acumulados alcanzaban los 236.000 millones de euros. La demanda se ha concentrado principalmente en productos plain vanilla, vinculados a índices tradicionales y benchmarks consolidados.
Sin embargo, en los últimos meses se empieza a apreciar un cambio de tendencia: vuelve el interés por las temáticas de inversión, algo que no habíamos visto en los dos últimos años. Sectores como la defensa o la inteligencia artificial están recuperando protagonismo, y además se observa un renovado apetito por los productos sostenibles durante el último trimestre.
¿Qué papel están jugando los ETFs activos dentro de esa evolución? ¿Están ganando terreno frente a los pasivos tradicionales?
Si analizamos las cifras más recientes sobre los flujos en ETFs de gestión activa durante 2025, observamos un crecimiento significativo, aunque todavía partiendo de una base relativamente pequeña. En términos absolutos, estos productos acumulan alrededor de 71.000 millones de euros, dentro de un mercado europeo de ETFs que ya supera los 2,4 billones de euros. Esto representa aproximadamente un 3% del total, por lo que su peso sigue siendo limitado.
Sin embargo, la evolución de los flujos netos muestra una tendencia muy positiva. En lo que va de año, se han registrado entradas de unos 21.000 millones de euros, lo que supone un crecimiento interanual cercano al 50%. Si comparamos este ritmo con el del conjunto del mercado de ETFs —que crece en torno al 16%—, queda claro que la gestión activa dentro del universo ETF está ganando tracción.
Aun así, en términos relativos, los 21.000 millones que han entrado en ETFs de gestión activa hasta finales de septiembre representan apenas un 9% de los 236.000 millones totales en flujos hacia ETFs. En definitiva, todo depende de cómo se mire: en términos absolutos, la cifra sigue siendo pequeña; en términos relativos, el crecimiento es sólido y se está acelerando. De hecho, solo en el tercer trimestre se registraron 10.000 millones de entradas en este tipo de productos, reflejando un interés creciente por parte de los inversores.
¿El inversor institucional y el minorista buscan lo mismo en términos de exposición o están apareciendo patrones distintos según el tipo de cliente?
Existen dos factores clave que marcan la diferencia entre la demanda del inversor institucional y la del inversor minorista: el tracking error y la sostenibilidad.
La gestión institucional está mucho más profesionalizada y se apoya en métricas precisas de control del riesgo. Los gestores institucionales trabajan con presupuestos de riesgo claramente definidos, y tanto el tracking error como los criterios de sostenibilidad son herramientas fundamentales para alcanzar sus objetivos de inversión dentro de esos parámetros.
En cambio, el inversor minorista muestra un comportamiento diferente: suele centrarse en índices tradicionales, sin aplicar un control de riesgo tan riguroso en sus carteras. Además, la integración de la sostenibilidad en la toma de decisiones de inversión todavía se encuentra en una fase temprana dentro de este segmento.
Si miramos los flujos de este trimestre en Europa, ¿qué temáticas siguen destacando dentro del universo ETF?
Volviendo a las cifras de flujos netos, el tercer trimestre de 2025 ha sido uno de los más destacados de la historia reciente del mercado europeo de ETFs. Durante este periodo, se registraron alrededor de 88.000 millones de euros en entradas netas, consolidándose como uno de los trimestres récord en la región.
Solo en septiembre, los flujos alcanzaron 35.000 millones de euros, situándose entre los mejores meses históricos, impulsados principalmente por la inversión en renta variable. De los 88.000 millones totales, 71.000 millones correspondieron a ETFs de renta variable.
Si analizamos por regiones, 30.000 millones se destinaron a renta variable global, mientras que 20.000 millones fluyeron hacia renta variable norteamericana, lo que marca un cambio relevante, ya que durante el final del primer trimestre y el segundo se habían registrado flujos negativos hacia Estados Unidos.
La renta variable europea también mantiene una fuerte demanda, con entradas de unos 10.000 millones, y se observa además un renovado interés por los mercados emergentes, que acumularon 8.000 millones de euros en el trimestre. En conjunto, la renta variable representó alrededor del 80% de los flujos totales.
En materia de sostenibilidad, se aprecia un cambio de tendencia: mientras que en trimestres anteriores solo un 5% de los flujos en renta variable se dirigían a productos sostenibles, en el tercer trimestre esta cifra ha aumentado hasta el 20%. En total, 14.000 millones de los 71.000 millones en renta variable se destinaron a ETFs sostenibles.
También se ha detectado un incremento en los flujos hacia productos temáticos, especialmente en el ámbito de la defensa. A lo largo del año, las inversiones en ETFs de defensa suman unos 3.600 millones de euros, concentrados en productos lanzados entre el primer y el segundo trimestre. En este sentido, BNP Paribas ofrece el ETF Easy Bloomberg Defensa Europea, que ya acumula alrededor de 250 millones de euros bajo gestión.
Por su parte, la renta fija mostró una evolución más estable, con entradas de unos 16.500 millones de euros, distribuidas entre distintos tipos de activos.
- 5.000 millones se dirigieron a productos de duración ultracorta, con vencimientos diarios o inferiores a un año.
- 4.000 millones fueron hacia crédito europeo con grado de inversión.
- 3.000 millones correspondieron a productos de alto rendimiento (high yield).
En cambio, los bonos gubernamentales registraron menor interés, debido a la volatilidad en los mercados de deuda soberana. Además, se observó una caída en la proporción de flujos sostenibles en renta fija, que tradicionalmente representaban en torno al 25% y en este trimestre descendieron hasta el 7%.
Por regiones, la preferencia sigue centrada en la renta fija europea, que captó aproximadamente la mitad de los flujos (8.500 millones), aunque también crece el interés por la renta fija norteamericana, con entradas cercanas a los 5.000 millones de euros.