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A medida que se va desarrollando la recuperación, el liderazgo del mercado sigue evolucionando en toda la región y la temible perspectiva de un aumento de la inflación probablemente implique que los perfiles de rentabilidades de algunos mercados demostrarán mayor aguante que otros.

Los vectores de crecimiento subyacentes de Asia seguirán siendo sólidos en 2022, pero la evolución de los mercados de capitales presentará divergencias en la región mientras el mundo sigue recuperándose de la pandemia. Las economías regionales tendrán que adaptarse a un complejo entorno externo a medida que las autoridades económicas tratan de simultanear el impulso a la recuperación y el control de la inflación.

Al mismo tiempo, la transición hacia las cero emisiones netas ya está llevando al primer plano las presiones sobre los precios y las cadenas de suministro de la energía. Se trata de un ejercicio de equilibrios y pensamos que los inversores necesitan prestar mucha atención a los diferentes factores de apoyo que intervienen en toda la región de Asia-Pacífico para dilucidar el posicionamiento de cada mercado de cara a 2022.

China

 China se puso al frente de la región y probablemente de todo el mundo en 2020, cuando su economía y sus mercados fueron los primeros en caer y luego salir de la primera ola de la pandemia, pero 2021 dejó un panorama muy diferente en China: los mercados acusaron la convergencia de factores como el endurecimiento monetario, el mayor intervencionismo de los reguladores y desafíos como las perturbaciones de las cadenas de suministro internacionales y los problemas de suministro energético.

Durante el pasado año, las autoridades chinas han puesto sus miras en la desigualdad al tiempo que trataban de abordar los desafíos estructurales, como el apalancamiento excesivo y los posibles abusos de los monopolios. Aunque este hecho ha creado incertidumbres a corto plazo, debería dar lugar a un modelo de crecimiento más sostenible para China a medio-largo plazo.

India, Sudeste asiático

Si 2020 fue el año en el que sobresalieron los mercados chinos, en 2021 el testigo pasó a la India y otros mercados de la región. Este hecho posiblemente sorprendió a muchos inversores, que vieron cómo la India se recuperó vigorosamente de la pandemia y también se benefició del gran dinamismo de las salidas a bolsa.

Ahora, a la vista de la prima de valoración con la que cotiza la India, no nos sorprendería ver cierta consolidación desde los niveles actuales y cabría esperar que entráramos en un periodo de rentabilidades más moderadas.

No obstante, en toda la región y en lugares como el sureste asiático seguimos pensando que existen buenas perspectivas para los inversores. En términos generales los argumentos fundamentales se mantienen, como por ejemplo un perfil demográfico atractivo y tendencias como la aceleración de la digitalización, que siguen de plena vigencia.

Prepararse para la inflación

A medida que las presiones inflacionistas se van acumulando en el mundo y los bancos centrales tomando nota y respondiendo, ¿cómo podrían verse afectados los mercados asiáticos? Contrariamente a algunas previsiones, no pensamos que este hecho vaya a constituir un obstáculo importante para los mercados de la región.

Un punto de inflexión para la bolsa china PER de las bolsas de la región

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Ahora que los mercados están poniendo rumbo a 2022, apreciamos señales de que la marea podría estar cambiando en China. La volatilidad de los mercados chinos aumentó el pasado año debido a la combinación de políticas presupuestarias y monetarias conservadoras junto con la ofensiva emprendida por los reguladores, que afectó a sectores como la tecnología, los inmuebles y la educación, entre otros.

Sin embargo, estas presiones parecen haberse moderado, al menos a corto plazo. Tampoco cabe afirmar que la agitación del mercado derivada de las tribulaciones de la promotora inmobiliaria china Evergrande represente algún tipo de “momento Lehman” para el país, en nuestra opinión. En lugar de eso, vemos margen para que la política monetaria se flexibilice durante los próximos trimestres.

A diferencia de la agitación por el anuncio del fin de la QE en 2013 o durante el despegue del anterior ciclo de subida de tipos en 2015-2016, hoy en día las economías asiáticas se encuentran en una posición mucho más sólida y un buen número de ellas cuenta con amplias reservas después de acumular grandes superávits por cuenta corriente gracias al auge de las exportaciones y las entradas de capitales.

También conviene tener en cuenta que, por primera vez en muchas décadas, la inflación en Asia podría ser más baja que la que experimenten en otras regiones del mundo. En este contexto, ¿dónde deberían buscar rentabilidades los inversores? En los mercados de renta fija, los bonos high yield asiáticos siguen siendo atractivos, sobre todo desde una óptica relativa y a pesar de la reciente volatilidad en torno a las promotoras inmobiliarias chinas. Sin embargo, dado que se espera una inflación más alta, los inversores también deben pensar en distribuir sus inversiones de forma más amplia.

En este sentido, las bolsas de Australia y Japón han demostrado históricamente una mayor resistencia en periodos inflacionistas y ofrecido unas rentabilidades totales para el accionista atractivas, pero también una mayor protección frente a caídas que resultará útil para elevar la diversidad de las carteras. Por último, una reflexión más general sobre las perspectivas de beneficios.

Aunque la recuperación ha sido un tanto desigual entre los distintos mercados de la región, lo que hemos visto con claridad son unas sólidas perspectivas de beneficios y una elevada actividad en el mercado de OPVs.

El resultado de ello es un cambio más gradual en la composición de los mercados de la región, de tal modo que las empresas con mayores tasas de crecimiento en sectores como la salud, el comercio electrónico y el software están asumiendo un papel más destacado mientras capitalizan tendencias que están acelerándose, como la digitalización de la economía. En última instancia, eso significa que en la región se impondrá una valoración media más elevada a lo largo del ciclo.