Creemos que el episodio de caídas que hemos visto este año en la renta variable china ha sido excesivo. Los mercados se rigen normalmente por la confianza, que a su vez se basa en la liquidez y los beneficios y ambos factores han estado bajo presión en China tanto por los problemas de deuda en el sector inmobiliario como por el efecto que ha tenido en los beneficios empresariales el relativamente débil ritmo que ha mostrado la recuperación económica.

Dicho esto, de cara al futuro seguimos siendo optimistas ante la renta variable china. Y lo somos por varias razones. En primer lugar, el consumo interno sigue recuperándose, aunque a un ritmo más lento de lo previsto. Confiamos en que se acelere a medida que mejoren las perspectivas de empleo e ingresos de cara a 2024, lo que debería traducirse en un repunte significativo de los valores relacionados con el consumo del mercado de acciones A, que se encuentran muy deprimidos.

Creemos que estamos ante una buena oportunidad para entrar en el mercado chino y encontrar activos de calidad a precios atractivos.

El mercado de acciones A

Gran parte de esas opciones están en las compañías del mercado A, que ofrecen una gran oportunidad para diversificar los riesgos de la cartera y mejorar la rentabilidad. Esto se debe en gran medida a que la renta variable china continental presenta una correlación relativamente baja con otros grandes mercados de renta variable y, por tanto, está menos influida por los factores macroeconómicos mundiales.

Por otro lado, este mercado ofrece un acceso sin restricciones a los campeones chinos en sectores a los que no se puede acceder fácilmente a través de los mercados offshore. Hay compañías que están bien situadas para aprovechar los grandes cambios estructurales que se están produciendo en el país, como el aumento de la riqueza de la población y el cambio hacia una fabricación de valor añadido y una economía orientada a los servicios. Por ejemplo, Kweichow Moutai, que domina el mercado chino del baijiu y su prestigio de marca es inigualable.

Además, este mercado proporciona acceso a la innovación y la transición ecológica de China. El país se está centrando en desarrollar sus PYME y el sector de las energías renovables, especialmente en ámbitos como la energía eólica, la energía solar y los vehículos eléctricos. Esto está creando oportunidades para que los valores de mediana capitalización desarrollen modelos de negocio especializados con fuertes ventajas y mejores perfiles de márgenes. Y lo que es más importante, existe un sólido apoyo político.

Por último, China ha realizado grandes avances en la liberalización de sus mercados de capitales y prevemos una mayor apertura en el futuro. Las acciones A chinas son demasiado grandes para ignorarlas, al igual que el posible coste de oportunidad que supondría infraponderarlas en las carteras de los inversores.

Tendencias de largo plazo

En nuestro caso seguimos buscando empresas de alta calidad que desempeñen un papel crucial en el desarrollo estructural, incluida la implantación de sectores nacionales críticos para que China alcance la autosuficiencia. Los temas en los que estamos encontrando las oportunidades más atractivas son:

  • Aspiración: El aumento de la riqueza está dando lugar a un rápido crecimiento del consumo premium en ámbitos como la cosmética, los viajes, la alimentación y las bebidas.
  • Digital: La creciente integración y la adopción generalizada de la tecnología auguran un futuro brillante para el comercio electrónico, la ciberseguridad y los centros de datos que prestan servicios en la nube.
  • Verde: Los responsables políticos de todo el mundo se están comprometiendo con un mundo más ecológico y con menos emisiones de carbono, y China se encuentra en el asiento del conductor, ya que las inversiones en energías renovables, baterías, vehículos eléctricos, infraestructuras relacionadas y gestión medioambiental tienen un futuro brillante.
  • Salud: El aumento de la renta disponible impulsa la demanda de productos y servicios sanitarios.
  • Riqueza: La creciente prosperidad se traduce en un crecimiento estructural de la financiación al consumo, lo que aumenta la participación de los inversores.