Vanguard lleva muchos años presente en Europa, pero su entrada directa en España es muy reciente. ¿Qué potencial ven en el mercado español y qué ha motivado dar este paso ahora?

Aunque Vanguard opera en España desde hace casi una década, hasta ahora la cobertura se hacía desde fuera. Con la apertura de nuestra oficina local buscamos atender de manera directa a inversores profesionales e institucionales. El mercado español presenta dos grandes oportunidades: por un lado, el crecimiento de la gestión discrecional y del asesoramiento independiente, lo que impulsa la demanda de fondos indexados y ETFs. Por otro lado, el inversor minorista está cada vez más activo en un entorno de inflación elevada y tipos aún bajos, buscando preservar su ahorro mediante la inversión en mercados de capitales.

¿Cuál es la principal propuesta de Vanguard frente a otros competidores?

Somos la segunda mayor gestora del mundo, con cerca de 10 billones de euros bajo gestión. Nuestra principal diferencia es la estructura de propiedad: los fondos son propietarios de la empresa, por lo que los clientes son, en última instancia, los dueños de Vanguard. Esto alinea completamente nuestros intereses con los de los inversores y nos permite ofrecer productos de muy bajo coste. Además, fuimos pioneros en la inversión indexada: lanzamos el primer fondo indexado en 1976 y desde entonces este modelo ha ganado enorme relevancia global.

¿Cuáles son los objetivos de Vanguard en España a corto, medio y largo plazo?

Nuestro primer objetivo es consolidarnos como un actor local, cercano al cliente, aportando valor más allá del producto financiero. La estrategia pasa por trabajar con socios como bancos, plataformas digitales de inversión, neobancos o neobrokers para llegar al inversor final con una oferta sólida y accesible.

¿Qué productos tienen registrados actualmente en España y dónde pueden adquirirse?

Comercializamos fondos de inversión y ETFs UCITS domiciliados en Irlanda: cerca de 40 ETFs y alrededor de 30 fondos, en su mayoría indexados, además de algunos de renta fija activa. Los ETFs se negocian en mercado y los fondos pueden adquirirse a través de distintas plataformas.

El inversor español suele ser más conservador. ¿Qué productos encajan mejor con ese perfil?

No hay un único perfil: algunos inversores buscan más crecimiento y otros priorizan la preservación del capital. Nuestra gama cubre todas las necesidades: desde fondos de renta fija muy concreta hasta renta variable global o soluciones mixtas. Disponemos de ETFs que combinan acciones y bonos con distintos pesos —por ejemplo, 40 % renta variable y 60 % renta fija—, lo que permite construir carteras diversificadas y eficientes con un solo producto.

¿Y cuál es su visión para la renta variable y la renta fija en este contexto macro?

Vanguard invierte siempre con una perspectiva de largo plazo, porque prever el comportamiento del mercado en horizontes cortos es muy complicado. En los próximos 10 años esperamos retornos más moderados en renta variable, tras un periodo de fuerte revalorización, y ligeramente mejores en renta fija, beneficiada por el entorno de tipos más altos. La clave para el inversor sigue siendo la diversificación entre activos y monedas.

Los costes son una cuestión clave al elegir un fondo. Vanguard es líder en bajos costes: ¿qué comisiones aplicarán en España y cómo se comparan con la industria?

Los costes son uno de los pocos factores controlables antes de invertir y determinan el punto de partida en la “carrera” de la rentabilidad. Nuestra oferta en Europa —también disponible en España— tiene una media cercana a los 12 puntos básicos. A nivel global, incluidos los fondos estadounidenses, estamos en torno a 7 puntos básicos, frente a unos 44 puntos básicos de media en la industria. La diferencia es muy significativa.

¿Se puede mantener ese nivel de eficiencia sin sacrificar rentabilidad?

La indexación a menudo se critica por no buscar batir al mercado, pero combinada con diversificación, transparencia y bajos costes, constituye una propuesta muy potente y difícil de superar de forma consistente mediante gestión activa, que suele implicar costes mayores y un punto de partida menos ventajoso.