¿Cuál es la filosofía de inversión detrás del fondo Attitude Small Caps?
Nuestra filosofía es claramente value: buscamos pequeñas compañías que estén baratas. Pero dentro del universo value y small cap nos diferenciamos porque llegamos a una capilaridad que otros fondos no pueden alcanzar. Gestionamos solo 9 millones de euros, lo que nos permite invertir en compañías muy pequeñas que quedan fuera del radar del mercado.
Si imaginamos las small caps como un círculo, nosotros pescamos en una porción aún más reducida, donde creemos que hay grandes oportunidades. Además, no tenemos restricciones geográficas: invertimos en Europa, Asia, Australia o Norteamérica según la valoración. En Europa, por ejemplo, tenemos un 60% de la cartera y zonas como Polonia —donde tenemos un 13%— nos parecen muy atractivas por valoración y calidad empresarial.
La valoración es clave, pero ¿qué criterios determinan si una compañía entra o no en cartera?
Trabajamos con tres pilares independientes:
- Valoración: siempre compramos a un precio razonable. Ese es el primer filtro.
- Calidad: buscamos negocios predecibles a 3–5 años, con márgenes estables, retornos sobre capital superiores al 10% y muy poca deuda.
- Crecimiento: ya sea orgánico o inorgánico, que permita materializar esa calidad.
La empresa perfecta sería barata, de calidad y con crecimiento. Eso es lo que intentamos encontrar en este universo de small caps.
¿La inteligencia artificial os está ayudando en la selección de compañías?
Muchísimo. Tenemos apoyo externo para desarrollar modelos de IA y yo mismo soy muy activo en mi canal de YouTube hablando de cómo aplicarla al análisis value. No hacemos trading, sino que utilizamos la IA para tareas que ocupan el 99% del tiempo de un gestor: leer informes, procesar datos y acceder a información que antes era inaccesible. Por ejemplo, si analizamos una compañía con un hotel en Ho Chi Minh, la IA puede darnos precios del metro cuadrado en Vietnam a través de plataformas locales, algo muy difícil de obtener manualmente. También rompe barreras idiomáticas: muchas empresas reportan en alfabetos distintos y la IA permite traducir y extraer información fiable.
En resumen, aumenta la profundidad del análisis y elimina parte de las barreras de distancia y lenguaje para invertir en mercados como Hong Kong, China o Filipinas.
¿Cuáles han sido las últimas incorporaciones al fondo y por qué?
Una de las últimas es Nilörngruppen, una pequeña compañía sueca que fabrica etiquetas para ropa de marcas como GAP, Fred Perry o Tommy Hilfiger. La Unión Europea está aumentando la regulación sobre trazabilidad textil, lo que obliga a invertir en etiquetas más avanzadas, incluso aquellas con tecnología de pago automatizado. Es un negocio que nos gusta más que el propio textil: tiene mejores márgenes, sigue generando beneficios en un entorno de consumo flojo, crece orgánicamente un 7–8%, tiene un ROCE del 50–60%, no tiene deuda y cotiza a unas 8–10 veces beneficios. Además, el equipo directivo está muy alineado y el comportamiento histórico demuestra que es un negocio predecible. Para nosotros es una compañía muy interesante.
¿Nos puedes compartir un caso de éxito y otro que no haya salido tan bien?
Sí. Entre los éxitos destacaría AerCap, propietaria de aviones que alquila a largo plazo. Durante el Covid sufrió mucho, pero con la recuperación del turismo y los retrasos de Airbus y Boeing, la demanda de aviones se ha disparado. Ha ido muy bien y la hemos vendido.
Otro caso es Grupo Catalana Occidente : la familia la lanzó un OPA y fue una buena rentabilidad, aunque nos habría gustado mantenerla.
En cuanto a errores, mencionaría Verallia, fabricante de vidrio. Nos parecía barata, pero el deterioro del consumo fue mayor del esperado. Ha caído un 30% pese a que sigue siendo una posición atractiva y barata. Hemos aumentado posición y creemos que a largo plazo se recuperará, pero a corto plazo no hemos leído bien el ciclo.
Aunque el horizonte de un fondo es el largo plazo, ¿cómo afrontáis la volatilidad o las caídas en este universo small cap?
No miro lo que hace el mercado, me centro en los fundamentales. El objetivo del fondo es dar un 9% neto anual, que está muy por encima de los índices globales. ¿Cómo lo conseguimos? Con beneficios empresariales: nuestra cartera cotiza a 7–8 veces, lo que implica retornos del 12% si se materializan. Ese rendimiento llega vía dividendos, crecimiento o recompras.
En momentos de volatilidad aplicamos lo que yo llamo la “operación trasvase”: vendemos posiciones que no caen y compramos las que caen más, siempre que la tesis se mantenga. La volatilidad es una oportunidad: aumenta el potencial de las ideas buenas. No hacemos trading, pero en momentos clave —Trump, Covid, subidas de tipos— actuamos de forma decidida.
Para un inversor del fondo, ¿qué expectativas de riesgo o volatilidad debe tener?
Para mí riesgo y volatilidad no son lo mismo. Riesgo es endeudarte demasiado. Hay carteras de small caps con deuda de 3 veces EBITDA: eso sí es riesgo. En nuestro caso evitamos deuda porque yo soy el mayor inversor privado del fondo. Quiero dormir tranquilo, y eso implica invertir en compañías con caja neta o muy poca deuda.
La volatilidad, en cambio, hay que abrazarla. Como gestores nos permite comprar más barato. Y como inversor privado, cuando el fondo cae intento ahorrar más y aprovechar la oportunidad. Si miras a 3–5 años, la volatilidad es una aliada, no un enemigo.