Los inversores echarán la vista atrás a la última década y se preguntarán si deberían renovar o aumentar su exposición a los ME. Es fácil entender por qué las expectativas de los ME están ancladas en el pasado. Del 2001 al 2010, el índice MSCI Emerging Markets superó ampliamente la rentabilidad del MSCI World Index. Sin embargo, desde el 2011, la renta variable de ME ha ido muy por detrás de los mercados desarrollados (MD), y muchos inversores están infraponderados en esta clase de activos.

Sin embargo, un simple vistazo al historial de rentabilidad de los ME revela de inmediato que predecir el futuro basándose en datos pasados no es muy eficaz. Por el contrario, creemos que los inversores deberían centrarse en los cambios en las tendencias subyacentes de las economías de los ME, así como en los mercados cuya rentabilidad prevemos que se reavivará en la próxima década. Con la transferencia continua de poder económico y político de Occidente a Oriente, es probable que varias tendencias y retos repercutan de forma positiva y notable en estos mercados. A continuación, profundizamos en los factores clave que configurarán la trayectoria de los ME en la próxima década, y analizamos las oportunidades y retos a los que se enfrentan.

Historia de dos décadas

En la primera década del siglo XXI, la rentabilidad de los ME fue excepcional debido a circunstancias únicas. China ingresó en la Organización Mundial del Comercio en el 2001, con lo que su cuota de exportaciones mundiales aumentó y la globalización se aceleró. El país realizó grandes inversiones en activos fijos e inmobiliarios, además de ejecutar una expansión masiva del crédito que desencadenó un superciclo de materias primas. Entre el 2000 y el 2010, el PIB de China creció de media más de un 10,5% al año, impulsando la actividad económica mundial al tiempo que favorecía las divisas y el enriquecimiento de los ME productores de materias primas. En el mismo período, a los MD les costó obtener rentabilidad: apenas se habían recuperado del estallido de la burbuja de las puntocoms (2001) cuando se produjo el desastre de las hipotecas sub-prime (2007). El dólar estadounidense también se debilitó bastante durante este período, lo que favoreció aún más la rentabilidad de los ME.

Tras la crisis financiera mundial del 2008 al 2009, el consenso del mercado era que el dominio de EE.UU. había llegado a su fin tras dos desplomes bursátiles del 50% en una década. Los países de los ME serían el futuro. Dicho consenso no podía estar más alejado de la realidad, como se demostraría en la década siguiente.

Entre el 2011 y la actualidad, el índice MSCI World superó con creces la rentabilidad del índice MSCI EM. Los bancos centrales de los MD recurrieron a la flexibilización cuantitativa (Quantitative Easing) y a tipos de interés artificialmente bajos para contrarrestar la repercusión de la crisis financiera mundial. Esto incentivó la adquisición de préstamos por parte de empresas estadounidenses, el aumento del apalancamiento y la recompra de acciones, lo que se tradujo en una expansión de los múltiplos PER y en una rentabilidad superior a la de los MD. A partir del 2014, el dólar estadounidense también se fortaleció, erosionando la relativa capacidad competitiva de las exportaciones de los ME. Los precios de las materias primas bajaron, y se intensificaron las preocupaciones geopolíticas, desde la guerra comercial entre EE.UU. y China, hasta la invasión de Ucrania por parte de Rusia, mientras que la pandemia de COVID añadió nuevos retos. La actividad de China se ralentizó, y el país emprendió una reforma normativa que perjudicó a las empresas tecnológicas con un crecimiento rápido. En este contexto, los ME obtuvieron una rentabilidad inferior.

Navegar por las dinámicas

¿Será la próxima década más fructífera para quienes inviertan en ME? Creemos que sí. En las últimas décadas, los ME han experimentado un notable crecimiento económico debido a factores como las tendencias demográficas, la urbanización, los avances tecnológicos y la globalización, y esperamos que esta trayectoria continúe. Sin embargo, la esperada recuperación de las acciones de los ME se verá impulsada por dinámicas muy diferentes. Hemos identificado tres tendencias esenciales que podrían definir la próxima era de los ME.

Innovación tecnológica

Estamos inmersos en una revolución tecnológica en la que los ME serán determinantes, en términos de innovación y como beneficiarios.

Cada vez más ME se convierten en centros de innovación tecnológica y emprendimiento empresarial. Además, la adopción de tecnologías digitales, como el internet móvil y el comercio electrónico, tiene el potencial de adelantar las etapas tradicionales de desarrollo e impulsar un crecimiento más integrador, con el consiguiente efecto de riqueza. Además, los principales actores de la cadena de suministro tecnológica mundial se encuentran en ME, especialmente en Corea y Taiwán.

En comparación con las economías desarrolladas, los ME disfrutan de tres ventajas distintivas relacionadas con la adopción de nuevas tecnologías:

  1. Probablemente no tendrán que aplicar costosos cambios a infraestructuras existentes ni a sistemas heredados profundamente obsoletos.
  2. Cuentan con una población joven que domina el mundo digital, tiene verdadera sed de cambio y está dispuesta a experimentar con estas tecnologías y a usarlas.
  3. Sus Gobiernos desempeñan una función esencial. Mientras que el sector privado de los mercados maduros tiende a impulsar la innovación, los Gobiernos de algunos de los principales ME apoyan activamente a las empresas con iniciativas de emprendimiento tecnológico y colaboran con ellas para cultivar el talento y el conocimiento a nivel local.

Las principales áreas de influencia son:

  • Asistencia sanitaria: En regiones como el Sudeste Asiático y África, situarse a la vanguardia ha mejorado notablemente la asistencia sanitaria. Por ejemplo, se han adoptado aplicaciones sanitarias móviles y servicios de telemedicina para abordar las carencias en este ámbito.
  • Educación: Las innovadoras plataformas de aprendizaje online y el suministro de contenido digital han transformado la educación en zonas con acceso limitado a la enseñanza tradicional.
  • Agricultura: Las técnicas de agricultura de precisión, la gestión de cultivos mediante tecnología móvil y las aplicaciones de previsión meteorológica permiten a los agricultores mejorar la producción.
  • Pagos digitales: La falta de infraestructuras tradicionales en las zonas rurales dificulta el acceso a los servicios financieros. Por ejemplo, en la India, la adopción generalizada de teléfonos móviles impulsó el avance de los servicios bancarios a través de la interfaz de pagos unificados (UPI). La UPI facilita las transacciones interbancarias y posibilita que millones de personas accedan cómodamente a créditos.

La revolución digital está redefiniendo los ME. El incremento de la tasa de penetración de internet, la conectividad móvil y la adopción del comercio electrónico están transformando los modelos de negocio. Las empresas fintech, por ejemplo, están revolucionando los servicios financieros al ofrecer soluciones innovadoras para gestionar pagos, préstamos y transferencias. A medida que mejora la infraestructura digital, los ME dan el salto a la era digital, lo que abre nuevas vías de crecimiento.

Urbanización, adaptación ambiental y sostenibilidad

Se calcula que en el 2030, dos tercios de los habitantes del planeta residirán en ciudades, la mayoría de los cuales lo harán en megaciudades en las que vivirán más de 10 millones de personas. Este cambio presenta tanto retos como oportunidades. Los Gobiernos deben invertir en infraestructuras robustas (de transporte, energía, agua y saneamiento) para respaldar el crecimiento urbano. Las ciudades inteligentes, el transporte sostenible y las redes logísticas eficientes serán vitales para posibilitar la competitividad económica.

Las carencias de las infraestructuras (de transporte, energía y telecomunicaciones) siguen siendo un lastre importante para el crecimiento en muchos ME, de modo que subsanar sus deficiencias invirtiendo en ellas será crucial para aprovechar su potencial económico y mejorar la competitividad.

El impacto ambiental del rápido crecimiento económico, la urbanización y el desarrollo es una preocupación cada vez mayor en muchos ME. El cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación plantean riesgos significativos para la sostenibilidad a largo plazo. Además, podrían afectar a las perspectivas de crecimiento económico si no se abordan. La transición hacia modelos de desarrollo más ecológicos y sostenibles es imprescindible para mitigar los riesgos ambientales y promover la resiliencia. Por tanto, es esencial hallar el equilibrio entre el crecimiento económico y la conservación del medioambiente.

Muchos países emergentes han emprendido reformas para hacer frente a los retos ambientales y cambiar a modelos de desarrollo más sostenibles. Los siguientes son algunos ejemplos:

  1. El programa de reformas en materia ambiental de China hace referencia a las iniciativas del país para llevar a cabo una transición hacia una economía más sostenible para el medioambiente y de bajas emisiones de carbono. Uno de los componentes clave de dicho programa es una gran inversión en energías renovables. El país es el mayor productor mundial de paneles solares y turbinas eólicas por un amplio margen: más del 90% de los paneles solares del mundo proceden de China. El gigante asiático aspira a alcanzar la neutralidad de carbono en el 2060, y ya está realizando una gran inversión en iniciativas de finanzas verdes y de conservación de la biodiversidad.
  2. Brasil se está esforzando por combatir la deforestación de la selva amazónica y ha fijado objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. También se ha invertido en fuentes de energía renovable, como la hidroeléctrica, la eólica y la solar. Las renovables satisfacen casi el 45% de la demanda de energía primaria de Brasil, lo que convierte su energía en una de las menos intensivas en carbono del mundo. La red eléctrica de Brasil se compone casi en un 80% de fuentes de energía renovable.
  3. El programa de reformas medioambientales de la India abarca una serie de iniciativas y políticas para promover la sostenibilidad ambiental, combatir el cambio climático y fomentar el crecimiento verde. Las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) de la India, establecidas en el Acuerdo de París, incluyen objetivos de reducción de emisiones por unidad de PIB entre un 33 y un 35% para el 2030 en comparación con los niveles del 2005. El país también aspira a que, en el 2030, el 40% de su capacidad de potencia eléctrica proceda de fuentes no basadas en combustibles fósiles. Aunque estos objetivos son pasos determinantes para reducir las emisiones de carbono, con ellos no se pretende lograr la neutralidad en carbono concretamente.
  4. Indonesia ha fijado objetivos ambiciosos para aumentar el uso de energías renovables como parte de sus iniciativas de transición. Una de las principales metas de su política energética nacional es contar con una suma de energías renovables del 23% en el 2025, y del 31% en el 2050.

Para cumplir todos estos propósitos, se deben realizar grandes inversiones en energía eólica y solar, vehículos eléctricos, redes eléctricas inteligentes y otras tecnologías ecológicas. China y Corea, además de dominar una gran cuota del mercado de la energía eólica y solar, cuentan con importantes fabricantes de automóviles y baterías que también poseen una cuota de mercado significativa de la cadena mundial de suministro de vehículos eléctricos.

Paradójicamente, desarrollar la resiliencia climática puede requerir un uso intensivo de materias primas, dependiendo de las medidas y estrategias que se apliquen. Algunos aspectos de las iniciativas de resiliencia climática requieren un uso importante de materias primas como el acero, la madera, las aleaciones de metales, los metales de tierras raras, el litio, el silicio y los plásticos. Es probable que los ME productores de materias primas, como China, Brasil, Chile, Indonesia, Sudáfrica y Corea, se beneficien económicamente de la transición energética.

Cambios geopolíticos y dinámica del comercio global

Las previsiones para los ME están vinculadas intrínsecamente con los cambios en las dinámicas del comercio mundial. El aumento del proteccionismo, las tensiones comerciales y los cambios en las cadenas de suministro plantean tanto riesgos como oportunidades para las economías de los ME. El panorama geopolítico también evoluciona rápidamente. Las tensiones comerciales, las alianzas regionales y la competitividad tecnológica influirán en los ME, al igual que los cambios internos. Por ejemplo, se prevé que la India le quite el puesto a China y se convierta en el ME de mayor envergadura de la próxima década, probablemente hacia el 2030. A ello contribuirán el aumento de la población, el sólido crecimiento económico, el dividendo demográfico, las reformas del mercado continuas, la tecnología, la innovación y el desarrollo de las infraestructuras.

En concreto, cada vez más empresas adoptan la estrategia «China Plus One», para diversificar su fabricación o abastecimiento más allá de China, añadiendo como mínimo un país más a su cadena de suministro. Con este planteamiento se pretende mitigar los riesgos asociados a una excesiva dependencia de China, como el aumento de los costes laborales, las tensiones geopolíticas o las interrupciones en la cadena de suministro. Los conceptos de reshoring y onshoring están estrechamente ligados a esto. El reshoring consiste en traer los puestos de trabajo y las operaciones de fabricación ubicados en el extranjero de vuelta al territorio nacional. Esto puede deberse a varios factores, como el aumento de los costes laborales en las ubicaciones deslocalizadas, problemas de control de calidad, cuestiones logísticas o cambios en las políticas gubernamentales. El onshoring es similar al reshoring, simplemente buscando centrar la producción en ubicaciones del territorio nacional en lugar del extranjero. El onshoring suele obedecer a razones similares a las de la relocalización, como los costes, la resiliencia de la cadena de suministro o la alineación estratégica con los mercados nacionales. Tanto el reshoring como el onshoring son estrategias destinadas a mejorar la resiliencia de la cadena de suministro y apoyar las economías locales.

Los ME son determinantes en los cambios de dinámica de las cadenas de suministro, en particular la India, México, Indonesia y Vietnam. Por ejemplo, Vietnam se está beneficiando del onshoring y de la estrategia «China Plus One» de varias maneras:

  • Incremento de la actividad de fabricación: Las empresas buscan alternativas a la fabricación en China debido al aumento de los costes laborales y las tensiones geopolíticas. En consecuencia, Vietnam se ha convertido en un destino popular de reubicación. El país ofrece costes laborales más bajos que China, lo que lo hace atractivo a ojos de las empresas que quieren ofrecer precios competitivos y diversificar su base manufacturera.
  • Acuerdos comerciales: Los acuerdos comerciales que Vietnam busca activamente proporcionan un acceso preferencial a mercados clave, lo que convierte al país en un destino aún más atractivo para el onshoring y las inversiones manufactureras.
  • Estabilidad geopolítica: En comparación con otros países de la zona, Vietnam goza de una relativa estabilidad política, lo que es crucial para las empresas que buscan una base manufacturera fiable.
  • Mano de obra cualificada: Vietnam ha invertido en programas de educación y formación profesional, lo que ha dado lugar a una reserva cada vez mayor de trabajadores cualificados. Esta mano de obra cualificada es esencial para sectores como el textil, el de la fabricación o el de la electrónica, lo que convierte a Vietnam en un destino atractivo para empresas que buscan hacer onshoring o estrategias de tipo «China Plus One».

Las perspectivas para los ME en la próxima década se caracterizan por una combinación de oportunidades y prometedores retos. Las tendencias demográficas, la innovación tecnológica y el desarrollo de infraestructuras auguran vías de crecimiento favorables, mientras que las vulnerabilidades macroeconómicas, las debilidades en gobernanza y los riesgos ambientales también plantean importantes desafíos.

En resumen, la próxima década será un período transformador y positivo para los ME marcado por la resiliencia, la adaptabilidad y las aspiraciones compartidas. Tanto el poder económico como el geopolítico se está desplazando hacia los ME, como Brasil, México, China continental, Corea del Sur, la India y zonas del Sudeste Asiático. Ha llegado el momento de que los inversores incrementen su exposición a los ME para aprovechar una segunda ola de crecimiento.

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