Los mercados de bonos han vivido un periodo sin precedentes. Ahora, las fuertes ventas registradas junto con un contexto económico cambiante han creado oportunidades en los mercados globales de renta fija.

Como clase de activo, la renta fija suele considerarse el “primo aburrido” de la renta variable, especialmente durante la última década de bajos rendimientos. Sin embargo, los últimos meses han sido de todo menos aburridos, aunque por las razones equivocadas.

Los bonos han experimentado caídas récord, pero ahora podrían estar ofreciendo las valoraciones más atractivas desde hace muchos años. Además, esto coincide con un entorno económico que apoya más a esta clase de activos.

Hay tres razones principales por las que los bonos son especialmente atractivos en este momento: 

  • Valoraciones: los niveles de rendimiento vuelven a ser atractivos y existe un buen potencial de rentabilidad
  • Los bonos son un buen diversificador, sobre todo en períodos de incertidumbre económica
  • Creemos que, a medida que la inflación alcance su punto máximo y el crecimiento se ralentice, las subidas de tipos no serán tantas como actualmente descuentan los mercados de bonos.

¿Qué ha impulsado la caída de los bonos?

Entre enero de 2021 y mediados de mayo de 2022, la renta fija mundial ha descendido un -17,6% (Bloomberg Global Aggregate Bond Index), la mayor caída desde que se tienen datos de este mercado en 1990. Por hacer una comparativa, el descenso entre el máximo y el mínimo durante la crisis financiera mundial de 2008 fue del -10,8% (véase el gráfico).

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Desde principios de 2022, los bonos se han enfrentado a un escenario de inflación elevada durante varias décadas y a cambios de postura de los principales bancos centrales. Un cambio en la retórica y los mensajes de los responsables políticos se ha traducido en subidas de tipos. En este sentido, la narrativa sobre la inflación ha girado de forma decisiva. Antes de mediados de 2021, los bancos centrales estaban convencidos de que la alta inflación sería transitoria, como un subproducto de la demanda reprimida por el Covid y la interrupción de la cadena de suministro.

Sin embargo, los responsables políticos se sienten cada vez más incómodos con la tendencia persistente de la inflación, sobre todo por los indicios de que los efectos secundarios se transmiten al aumento de los salarios. A esto hay que añadir la incertidumbre que rodea a la guerra de Ucrania y la actual pandemia de Covid, con algunas zonas de China sometidas actualmente a estrictos cierres.

Desde una perspectiva puramente económica o de inversión, estos factores están alimentando unas fuerzas inflacionistas ya de por sí potentes, pues las limitaciones adicionales por el lado de la oferta y las interrupciones hacen subir los precios de las materias primas.

Un impactante movimiento de mercado 

No es sorprendente que los bonos hayan sufrido en estas circunstancias, pero la rapidez con la que han corregido ha sido asombrosa. En algunos casos, las valoraciones han descontado ciclos económicos enteros en cuestión de semanas.

El movimiento ha sido más extremo dado el punto de partida: unas condiciones sin precedentes con unos rendimientos históricamente bajos, lo que hacía que los bonos parecieran poco atractivos desde el punto de vista de la valoración. Esto ha cambiado decisivamente. Las actuales turbulencias, aunque críticas e inquietantes, ofrecen cada vez más oportunidades. En nuestra opinión, las valoraciones han sobrepasado los fundamentales macroeconómicos. Con el tiempo, deberían revertirse.

Además de las atractivas rentabilidades potenciales, creemos que la preocupación por los riesgos a la baja del crecimiento podría pasar a primer plano, así como las ventajas de los bonos como activo diversificador frente a la renta variable. Los bonos son dignos de consideración para los inversores que buscan sortear las difíciles condiciones mundiales y obtener rentabilidad.