Benjamin Louvet, gestor del fondo OFI Financial  Investments Preciuos Metals de la gestora francesa OFI Asset Management,  distribuido en el mercado español por Selinca AV, ha publicado un informe sobre la  evolución de los metales preciosos durante el pasado año, y las perspectivas para 2022.

La principal conclusión del informe se resume en que 2021 ha sido un mal año para los  metales preciosos de uso industrial, afectados por los problemas en las cadenas de  suministro (Platino y Paladio); y por el cambio de sesgo hacia el endurecimiento  monetario por parte de la Fed en los metales que representan un activo refugio para los  inversores (Oro y Plata).  

Sin embargo, las perspectivas para 2022 son favorables, tanto por el potencial de mayor  consumo de los metales industriales dado su creciente uso en la transición energética,  así como por las expectativas de subidas de tipos a niveles menores de la inflación para  evitar los problemas del alto endeudamiento, y la escasez de oferta, lo que beneficiará
a los metales que son activo refugio para el inversor.  

Paladio y Platino: corrección en 2021

Todos los metales han corregido en 2021, especialmente los metales preciosos de uso  industrial, Platino y Paladio. Impulsados por la recuperación económica, el  comportamiento de ambos metales había sido muy positivo al comienzo de 2021, con  el Paladio alcanzando incluso un máximo histórico en abril de más de 3.000 dólares la  onza, mientras que el Platino se revalorizó hasta un 20% en el primer semestre.

Sin embargo, la caída del mercado de producción de automóviles a partir del verano,  debido a la escasez de semiconductores, ha reducido drásticamente el consumo de  estos dos metales. Ambos son esenciales para la fabricación de catalizadores, que  consumen casi el 80% de la producción de Paladio y del 45% de la producción de Platino  del mundo. Por este motivo, el Paladio perdió casi un 50% desde sus máximos del mes  de mayo.

A finales de año, los dos metales se recuperaron y terminaron con un descenso, medido  desde finales del 2020, del -11,47% para el Platino y del -22,96% para el Paladio. La  recuperación fue incluso mayor a finales de noviembre, antes del anuncio del  descubrimiento de la variante ómicron.

Potencial estructural

Como esta corrección está relacionada con un problema puramente cíclico, no pone en  duda el potencial estructural de estos dos metales. La normalización del mercado del  automóvil debería impulsar rápidamente los precios al alza, en particular del Paladio,  cuya producción debería ser deficitaria en 2022 por undécimo año consecutivo.  

En cuanto al Platino, además del apoyo que debería suponer la recuperación de las  ventas de vehículos, también puede contar con el desarrollo de un sector nuevo y muy  prometedor: la producción de hidrógeno verde para el almacenamiento de energía en el  contexto de la transición energética.  

Esta producción requiere del Platino para llevar a cabo la electrólisis del agua. Además,  el uso del hidrógeno para la movilidad eléctrica (vehículos con motor de hidrógeno)  también requiere grandes cantidades de Platino para la conversión de este gas en  electricidad. El proceso, llevado a cabo por una pila de combustible, requiere  aproximadamente una onza de este metal (31,10 gramos) por vehículo. En conclusión,  estos factores podrían favorecer a los dos metales, que podrían experimentar una  importante recuperación ya en 2022.

Oro y Plata: Penalizados por ser activo refugio

La Plata también se ha visto afectada en parte por la ralentización del sector del  automóvil, que actualmente representa alrededor del 6-7% del consumo de plata. Pero  es sobre todo su papel de refugio seguro, como el Oro, el factor que lo ha penalizado.

En la primera parte del año, el Oro y la Plata sufrieron por el cambio de gobierno en  Estados Unidos y los temores generados por dicho cambio respecto a la subida de los  tipos de interés. Hay que recordar que como el Oro no ofrece rendimientos, su atractivo  para los inversores disminuye en el caso de que suban los tipos de interés. El temor a  la financiación de un déficit y una deuda abismales, ante los paquetes de estímulo  propuestos al otro lado del Atlántico, fue el factor desencadenante de la subida de los  tipos.

Posteriormente, a lo largo del verano, los temores sobre el resurgimiento de la inflación provocaron el tensionamiento de las tires de los bonos, empujando a los inversores de  nuevo hacia el Oro y la Plata. Sin embargo, la recuperación económica, junto a las  presiones inflacionistas, impulsaron finalmente el cambio de tono en los bancos  centrales, que se plantearon el inicio del endurecimiento de la política monetaria.

Los inversores, inseguros de las consecuencias para los tipos de interés y, por tanto,  indirectamente, para los metales preciosos, optaron por salir del Oro y la Plata. Por ello,  ambos metales terminaron el año en terreno negativo, con una caída para el conjunto  del ejercicio 2021 del -4,32% y del -12,30% respectivamente.

En los últimos días del año, una vez que el banco central de EEUU (FED) aclaró sus  objetivos de endurecimiento monetario, el precio del Oro y de la Plata comenzó a  repuntar. Este hecho confirma que, aunque los inversores se han mostrado reacios a  comprar metales preciosos ante la incertidumbre generada por el cambio de rumbo  monetario, una vez que la FED haya fijado su rumbo en esta cuestión, el atractivo del  Oro para los inversores debería retornar.  

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Perspectivas para 2022

El enorme endeudamiento de las principales economías del mundo provoca que  cualquier subida de los tipos de interés por encima de la inflación sea muy arriesgada.  El aumento del volumen de la deuda que ello supondría sería muy desestabilizador.  

Por lo tanto, los tipos de interés seguirán siendo bajos durante bastante tiempo, lo que  probablemente apoyará la cotización del Oro, e incluso podrían volver a bajar en caso  de que la inestabilidad financiera obligue a la FED a ser más acomodaticia. De hecho,  la FED tendrá que hacer frente a una desaceleración económica en 2022.

Además, la elevada inflación actual está vinculada a la escasez de oferta, que podría  persistir y contra la que una subida de los tipos de interés podría ser contraproducente.  En consecuencia, la subida de tipos de la Fed será muy gradual y por debajo de los  niveles de inflación, lo que debería impulsar los tipos reales aún más a la baja, y permitir que el Oro vuelva a sus máximos alcanzados en 2020.