Tras los malos resultados de 2022, ¿se aliviará la presión sobre la renta variable asiática en 2023?

La nefasta rentabilidad del mercado de valores chino hizo que la rentabilidad del conjunto de la renta variable asiática fuese decepcionante en 2022. Por desgracia, las perspectivas a corto plazo para 2023 no parecen ser mucho mejores en un momento en el que los tipos de interés están al alza en todo el mundo y China se aferra a su política de Covid cero. Es más, los inversores siguen nerviosos tanto por los derroteros que puedan tomar las políticas del Gobierno chino como por las tensiones entre el gigante asiático y Estados Unidos.

No obstante, no todo son malas noticias. Las valoraciones son ahora bajas en muchas áreas, el sentimiento hacia la renta variable asiática está ya de capa caída, y cualquier mejora en el ámbito macroeconómico puede ser la chispa de una recuperación vigorosa desde los actuales niveles a medio plazo.

Desafíos en todo el mundo

El entorno macroeconómico global sigue siendo muy difícil. Los bancos centrales de las principales economías occidentales se ven obligados a subir los tipos de interés de forma agresiva para desacelerar el crecimiento y rebajar las presiones inflacionistas que se han acumulado en los últimos 12-18 meses. Es posible que Estados Unidos entre en recesión a medida que la Reserva Federal (Fed) sigue subiendo los tipos a un ritmo muy agresivo y los mercados nacionales de trabajo y de vivienda se ralentizan. Europa está bajo más presión aún, puesto que unos precios de la energía que suben a gran velocidad y la disrupción que genera la invasión rusa de Ucrania tensan aún más el coste de vida.

Tras un periodo prolongado con una inflación muy baja y tipos de interés cercanos a cero, este cambio de paradigma tan brusco supone un importante desafío para consumidores, empresas, Gobiernos e inversores de todo el mundo y ha exacerbado la volatilidad en los mercados de capitales.

Las exportaciones de Asia, bajo presión

Un crecimiento mundial más lento y la caída de la demanda de bienes de consumo duraderos ya está afectando sensiblemente a las exportaciones asiáticas, sobre todo, a las de productos del sector tecnológico. El mercado ha descontado rápidamente un importante revés de la demanda de semiconductores en los próximos trimestres. Esto ha afectado en gran medida a los mercados de renta variable surcoreano y taiwanés, dominados ambos por sectores vinculados a la exportación.

Los problemas de China, segunda potencia mundial y primera asiática, son más de carácter interno. Las continuas restricciones derivadas del COVID-19 y el compromiso inquebrantable del país con su política de COVID cero hacen mucha mella en la demanda interna, y eso afecta a casi todos los sectores, sobre todo a los más vinculados al consumo. Entretanto, la restricción drástica en el apalancamiento del sector de promociones inmobiliarias ha provocado un grave crack de liquidez.

Esto hizo que las ventas y la construcción de obra nueva colapsaran al perder fuelle las adquisiciones diferidas de los compradores y acumular los promotores efectivo. Puesto que la construcción de inmuebles ha sido la responsable de más del 20% del crecimiento económico en los últimos años, esta situación supuso un nuevo golpe para la actividad económica y los beneficios del mercado. Habida cuenta de estos retos, pensamos que las perspectivas de crecimiento para China son muy negativas.

La tensión geopolítica entre EE.UU. y China, al alza

La renta variable asiática tiene ahora una prima de riesgo más alta, debido al aumento de la tensión geopolítica entre EE. UU. y China.

Estados Unidos ha incrementado las restricciones a la exportación de tecnología a China y ha catalogado al país con el calificativo más explícito de “Competidor Estratégico”. Entretanto, en China, Xi Jimping ha sido elegido recientemente como líder nacional para un tercer mandato de cinco años. Además, ahora mismo, el Comité Permanente del Politburó, un sanedrín de siete personas que toman las decisiones de mayor calado, lo componen exclusivamente sus más afines, ya que sus cuatro nuevos miembros (Li Qiang, Cai Qi, Ding Xuexiang, and Li Xi) tienen todos importantes vínculos personales y profesionales con el presidente.

El Politburó del Partido Comunista (PSC, por sus siglas en inglés) en sentido amplio, de 24 miembros, mostraba la misma tendencia. Estos anuncios, con motivo del XX Congreso del Partido Comunista Chino, fueron recibidos con cautela por parte de los inversores internacionales. Hay miedo a que la política se vuelva más intervencionista en la China continental, dejando menos espacio para las fuerzas del mercado y el dinamismo del sector privado, como reflejo de los objetivos políticos que previamente había anunciado el presidente Xi.

Todas estas tensiones tienen el riesgo de provocar un “desacople” aún mayor entre las dos mayores economías del mundo a partir de ahora, lo que, a su vez, podría tener implicaciones negativas para los flujos de capital hacia la renta variable china.

La política de Covid cero en China sigue siendo motivo de preocupación

Con carácter más inmediato, hay dos variables clave que podrían decantar la perspectiva de la renta variable asiática para 2023:

La primera tiene que ver con la respuesta de China a los brotes de Covid-19. Cualquier síntoma de que China esté dispuesta a relajar su política de Covid cero probablemente sería muy bien recibida por los mercados, puesto que cabe la posibilidad de que dispare los beneficios y los múltiplos de valoración desde las terribles rentabilidades que hemos visto en los últimos 18 meses. La expectativa para nuestro escenario base es que la modificación de esta política será gradual, a partir del segundo trimestre de 2023 en adelante, y no repentina.

No obstante, es posible que eso baste para mejorar el sentimiento desde sus actuales niveles, muy bajos, y estimular el crecimiento económico. También ayudaría a animar el mercado de la RAE de Hong Kong y tendría un efecto contagio para el crecimiento de otras economías de la región, debido a los estrechos lazos comerciales.

La segunda variable es hasta qué punto van a subir los tipos de interés para poder gestionar las presiones inflacionistas en Occidente, y cómo va a ser la desaceleración en EE. UU. y la UE, si va a ser un aterrizaje suave o forzoso. También es probable que tocar techo en el ciclo de subidas de tipos provoque la devaluación del dólar, y eso debería ser positivo para la liquidez de las economías de Asia y sentar bien a las valoraciones de la renta variable. Está claro que, cuanto antes toquen techo la expectativa de inflación y subidas de tipos en EE. UU., mejor para los mercados de renta variable de todo el mundo.

Las áreas del mercado que favorecemos

A pesar de los desafíos a corto plazo, nos siguen gustando los líderes globales de sectores asiáticos clave vinculados a la exportación, como los valores tecnológicos surcoreanos y taiwaneses con vectores de crecimiento secular a largo plazo favorables.

El mercado de la RAE de Hong Kong también ofrece bastante valor y empresas sólidas capaces de soportar el actual ciclo bajista. Las firmas de servicios financieros de la RAE de Hong Kong, Singapur y algunos países del sudeste asiático también se beneficiarán de la subida de tipos y ofrecen valoraciones y rendimientos atractivos. 

El mercado indio también ofrece algunas oportunidades a largo plazo atractivas, debido al bajo nivel de penetración del crédito y el elevado potencial de recuperación de la economía. No obstante, después de registrar unas rentabilidades muy altas en los últimos 2-3 años, las valoraciones están ahora más tensionadas. Australia también brinda buenas oportunidades para comprar y ofrece un perfil más defensivo.

Seguimos atentos a la crisis política y la desaceleración de las tasas de crecimiento estructural en China. Por lo tanto, nos centramos en un subconjunto más pequeño de empresas del mercado chino que o bien ofrecen un perfil atractivo de riesgo recompensa ante un eventual rebote cuando se relajen las restricciones derivadas del Covid-19, o bien están muy alineadas con las prioridades estratégicas del Gobierno.