A la vista de la volatilidad y las condiciones de liquidez cada vez más difíciles, Andrew McCaffery, CIO Global de Fidelity International, pone de relieve las tendencias que previsiblemente dominarán los mercados en el arranque de 2023:

Inflación frente a tipos de interés

La inflación ha atenazado a los mercados este año y probablemente se mantenga en niveles elevados, poniendo así fin a la era del dinero barato y aumentando el riesgo de que un exceso de endurecimiento por parte de los bancos centrales desencadene una recesión profunda.

“Los mercados quieren creer que los bancos centrales vacilarán y cambiarán de rumbo, propiciando un aterrizaje suave en la economía, pero en nuestra opinión, la evolución más probable en 2023 sigue siendo un aterrizaje forzoso. La línea de actuación de los bancos centrales durante la crisis financiera y la pandemia, basada en el famoso ‘lo que sea necesario’, está desapareciendo o ha desaparecido.

Hasta que los mercados lo digieran completamente, podríamos ver subidas aceleradas a lomos de las expectativas en torno a las acciones de la Fed, que después se darán la vuelta cuando dichas acciones no se correspondan con lo que se esperaba.

Los tipos deberían terminar estabilizándose, pero si la inflación se mantiene por encima del 2%, es improbable que desciendan rápidamente.

La fortaleza del dólar

Un factor clave es cómo se moverá el dólar a partir de ahora. En 2022, la fortaleza del dólar ha causado estragos en otras economías, tanto en el mundo desarrollado como en los países emergentes que recurren a la deuda en moneda fuerte. Si la Fed sigue subiendo los tipos, un dólar todavía más fuerte podría acelerar el inicio de la recesión en otras regiones. Por el contrario, un cambio radical en la dirección del dólar podría suponer un alivio general y aumentar la liquidez en las economías presionadas.

Diversificación geográfica

Otras partes del mundo se encuentran en trayectorias diferentes. Japón ha mantenido hasta ahora unas políticas más laxas, pero cualquier alejamiento de su marco actual de control de la curva de rendimientos podría traer consecuencias indeseadas para el yen y añadir otra capa de riesgo a los de por sí elevados niveles de volatilidad en los mercados de divisas.

China también ha descrito una trayectoria diferente en 2022 debido a su política de COVID cero y las medidas de contención para su mercado inmobiliario. Durante los próximos 12 meses, esperamos que las autoridades sigan centrándose en reactivar la economía invirtiendo a largo plazo en áreas como las tecnologías verdes y las infraestructuras. La reciente relajación de las restricciones del COVID se traducirá en un repunte el consumo. La desglobalización a que han dado lugar la pandemia y las tensiones con EE.UU. tardará en dejarse sentir, pero es una temática que se ampliará.

Los mercados emergentes y los países asiáticos, cuyo crecimiento guarda una menor correlación con EE.UU. y Europa, constituyen una vía de diversificación, mientras que los activos monetarios y los bonos investment grade ofrecen características defensivas.

Elementos intrínsecos

A medida que aumente la dispersión de las rentabilidades, los inversores podrán buscar elementos específicos en sus carteras, en lugar de depender enteramente de los movimientos de los mercados para generar rentabilidades. También deberían empezar a surgir oportunidades en valores impulsados por temáticas a más largo plazo, como la descarbonización y la reindustrialización, que no tardando mucho podrían captar la atención de los inversores.