Las preocupaciones de los actores del mercado son tres: los temores de recesión, las presiones inflacionistas y las tensiones geopolíticas en curso.
En primer lugar, aunque algunos aspectos económicos se dirigen efectivamente hacia una recesión superficial, se trata de un resultado esperado que se deriva de las políticas restrictivas para frenar la demanda. La perspectiva de una recesión más profunda es poco probable y de cara al futuro, desde el punto de vista estructural, prevemos una expansión económica plurianual prolongada, impulsada por la tecnología y alimentada por la rivalidad liderada por Estados Unidos y China. En cuanto a las perspectivas de inflación creemos que está en proceso de tocar techo, con las primeras señales de presión máxima sobre los precios en los datos prospectivos.
Asimismo, la amenaza militar rusa a Ucrania y la respuesta de cada vez más sanciones penales por parte de Occidente han provocado graves dislocaciones en los mercados rusos, lo que ha supuesto un peligro claro y presente para los mercados emergentes. Hasta ahora, las dislocaciones del mercado ruso siguen siendo aisladas y el contagio a otros mercados de bonos y divisas de mercados emergentes históricamente sensibles sigue siendo mínimo.
A pesar del difícil contexto, los bonos locales de los mercados emergentes se han mostrado sorprendentemente resilientes a lo largo de 2022. El índice de bonos soberanos de los países emergentes de JPM, excluyendo a Rusia, ha registrado un +3% en euros este año a finales de septiembre, mientras que el índice de bonos globales ha perdido un -7,0%.
Parte de esta resiliencia puede atribuirse al temprano endurecimiento de las políticas monetarias en los mercados emergentes, que ha dado lugar a niveles excepcionalmente elevados de carry y a indicios más tempranos de que la inflación ha alcanzado su punto máximo, en comparación con las medidas tardías adoptadas por los responsables de las políticas monetarias en los mercados desarrollados. De cara al futuro, esperamos que estas elevadas tasas de rendimiento relativo y los niveles de infravaloración de las divisas atraigan cada vez más capital mundial, teniendo en cuenta los vientos en contra del crecimiento en los mercados core y los indicios de que la inflación global está alcanzando su punto máximo.
En términos más generales, el universo de los mercados emergentes ofrece características de altos ingresos y un elevado potencial de revalorización del capital, con una correlación históricamente baja con las principales clases de activos, lo que proporciona a los inversores ventajas reales de diversificación para una cartera global. Los mercados emergentes están bien preparados para el ciclo de endurecimiento de la Fed, lo que supone una ruptura histórica con el pasado. Los bancos centrales de los mercados emergentes han tenido un comportamiento impresionante en su movimiento proactivo para amortiguar las presiones inflacionistas, avanzando más y más rápido en comparación con los responsables de las políticas en los países desarrollados.
Como resultado, se ha creado un importante "colchón" de rendimiento en los mercados emergentes en relación con el tramo corto de la curva estadounidense; el diferencial de rendimiento nominal a 2 años entre la cesta de tipos locales de los mercados emergentes, ponderado por el PIB, ofrece un aumento de 250 puntos porcentuales en relación con los títulos del tesoro estadounidense; los rendimientos de los mercados emergentes son tan elevados como durante el taper tantrum de 2013. En nuestra opinión, los tipos locales y las divisas de los mercados emergentes ofrecen un gran valor, a pesar de los evidentes vientos en contra que hemos comentado, y suponen un amortiguador para el ciclo de endurecimiento de la Fed.