1. DIVIDENDO POR ACCION: Dividendo bruto repartido / número de acciones
 
En principio desde el punto de vista del inversor cuanto más alto sea este ratio mejor pero no hay que olvidar que, aparte del dividendo, el accionista tiene otras formas de obtener rentabilidad primordialmente por la plusvalía que pueda experimentar la acción desde que la compró.
 
2. PAY OUT: Dividendos repartidos/Beneficio neto = DPA/BPA
 
El Pay Out o coeficiente de reparto de beneficios indica la proporción de los beneficios que se distribuir entre los accionistas. En España históricamente entre las empresas que cotizan en bolsa se ha situado en el 45.
 
3. RENTABILIDAD POR DIVIDENDO (Dividend Yield)
 
Se calcula como Dividendo por Acción / Cotización de la acción a inicio del periodo.
 
Viene a representar la rentabilidad en efectivo percibida por un accionista en un determinado año. La rentabilidad por dividendos es uno de los dos componentes de la rentabilidad global para el accionista, siendo el otro componente la plusvalía o minusvalía generada en el momento de la desinversión.
 
Interpretación: Cuanto más alta es la rentabilidad por dividendo, mejor es para el accionista.
 
Utilidad: La rentabilidad por dividendos es un ratio muy útil para comparar entre empresas de negocio relativamente estable y con un ratio elevado de Pay-out.
 
Si asumimos que el ratio de rentabilidad por dividendos de una compañía se mantiene relativamente constante en el tiempo podemos obtener el precio teórico de la acción multiplicando el ratio por el dividendo estimado.
 
Rentabilidad por dividendo = DPA / Cotización
Cotización estimada = Rentabilidad por dividendo media * DPA
 
Del mismo modo si conocemos la Rentabilidad por Dividendo media de un sector podemos estimar el precio de la acción de otra empresa del mismo sector.
 
Hay modelos de valoración de acciones basados en la actualización de la corriente de dividendos. El flujo de estos últimos es la variable que los inversores deben descontar a una tasa apropiada para determinar el valor fundamental o propio de las acciones de la empresa.
 
¿INVERSIÓN POR DIVIDENDO?
 
La inversión en empresas que pagan dividendos ofrece rasgos defensivos en un momento en el que las rentabilidades por dividendo que ofrece el mercado son elevadas desde una perspectiva histórica y comparadas con otros activos.
 
La inversión en acciones que ofrecen rentas también encuentra justificación en los datos históricos, que sugieren que los dividendos no sólo suponen una elevada proporción de las rentabilidades totales, sino también que las empresas que pagan e incrementan los dividendos suelen tener una excelente evolución en Bolsa a lo largo del tiempo. En conjunto, estos factores hacen que la inversión en acciones orientada a la percepción de rentas sea una propuesta atractiva en el entorno de mercado actual.
 
Cuando los precios caen, a menudo las rentabilidades por dividendo suben hasta situarse por encima de los parámetros históricos. Así ha ocurrido en varios mercados bursátiles de todo el mundo. Las fases en las que las rentabilidades por dividendo son altas han sido históricamente un buen momento para invertir, ya que a menudo dan paso a un periodo de subidas en las Bolsas.
 
Los dividendos acentúan su importancia estratégica en periodos de incertidumbres. Cuando las condiciones son difíciles en el plano macroeconómico y en los mercados, los inversores comienzan a adoptar una postura más defensiva apostando por empresas con beneficios estables y una capacidad contrastada para generar resultados positivos independientemente de los altibajos del ciclo económico. Las empresas con beneficios fiables y una trayectoria constante de remuneración al accionista e incremento de los dividendos se convierten, pues, en opciones atractivas. Invertir en estas empresas no sólo da a los inversores la tranquilidad de disfrutar de un flujo de rentas atractivo en un entorno caracterizado por unos rendimientos bajos, sino que los dividendos también proporcionan un colchón para amortiguar posibles descensos de los precios
 
Muchos inversores tienen la idea preconcebida de que los valores que pagan dividendos elevados tienden a ser empresas con un menor crecimiento de los beneficios, mientras que las empresas que no pagan dividendos tienen mejores perspectivas de crecimiento. Esta idea probablemente hunde sus raíces en la creencia de que las empresas que pagan pocos dividendos están muy ocupadas canalizando sus beneficios hacia una serie de valiosos proyectos que incrementarán los beneficios y generarán subidas de la cotización que compensarán con creces la falta de dividendos.
 
Invertir en acciones que ofrecen rentas cuenta con muchos atractivos en entornos de bajo crecimiento, pero es crucial realizar una adecuada selección de valores. Una rentabilidad por dividendo elevada puede indicar que una empresa cotiza con descuento frente a su valor intrínseco, pero una buena selección de valores es fundamental para identificar las mejores oportunidades de conseguir rentas y evitar "trampas". Por ejemplo, los beneficios y los pagos de dividendos de algunas multinacionales pueden verse impulsados en ocasiones por movimientos en las divisas o simplemente un pico temporal en el potencial de beneficios que es poco probable que se mantenga. Pero más importante aún es que una elevada rentabilidad por dividendo también puede indicar que las perspectivas de beneficios de una empresa se han deteriorado mucho, de forma que la caída de la cotización ha elevado la tasa de rentabilidad que ofrece.