Teniendo en cuenta estos datos, el Banco Central Indio (RBI) ha aprovechado para flexibilizar su política monetaria tras la ligera calma en el frente de la inflación
. Ha rebajado 25 puntos básicos su tipo de referencia en 25 p, al 7,25%, y también ha inyectado liquidez a través de la compra de obligaciones del gobierno para combatir la atonía de la actividad económica.

No obstante, el RBI no dispone de mucho margen de maniobra ya que la inflación sigue siendo importante. Además, el elevado déficit de la balanza en cuenta corriente (pico del 6,7% del PIB al final de 2012) sigue representando un riesgo para la estabilidad de la economía india. Las causas de este amplio déficit son de tres tipos: India es el quinto país del mundo por importaciones de petróleo, sus exportaciones son escasas, y la economía depende fundamentalmente de la demanda interna. Por otra parte, su divisa (INR) es una de las más infravaloradas en términos de paridad de poder adquisitivo... lo cual exacerba sus debilidades estructurales.

En el frente político, la administración Singh afronta dificultades, con una coalición que se ha debilitado durante los últimos meses. La inestabilidad resultante dificulta las reformas destinadas a reducir el déficit fiscal para preservar la calificación Investment Grade de India.

En 2013, el crecimiento de la economía india será de alrededor del +5%, cifra que supone una fuerte caída para un país acostumbrado a un crecimiento más bien de dos dígitos, con una inflación del 6,0% y un déficit público de -4,1% del PIB. En conclusión, los datos macroeconómicos de India no abogan realmente a su favor de cara a los próximos meses.