La historia de la humanidad nos ilustra de manera sutil de qué manera la ciencia ha logrado explicar lo inexplicable gracias al ingenio de la razón. El ser humano es un ser cognitivo y trata de desarrollar su supervivencia mediante el intelecto. La mejora constante de las condiciones humanas se debe en parte a la capacidad del hombre de explicar lo inexplicable.
El saber popular ha tratado de explicarlo mediante un ser superior que en algunas épocas ha sido redentor y en otras castigador. La civilización culturalmente más rica, probablemente haya sido Grecia, casualmente la que puso al hombre como centro de todas las cosas. Sin embargo, a lo largo de la historia la ciencia ha logrado explicar aquello inexplicable, pero a pesar de ello, todavía hoy seguimos sin entender muchas cosas, algunas de ellas irracionales y no por ello debemos renegar de las mismas, más bien entender que lo irracional es una justificación de un hecho desconocido que no por desconocido irreal. La propia irracionalidad de las cosas justifica el propio hecho per se y eso es lo que trataré de explicar en el caso Bankia.

En enero utilizaba mi tribuna de opinión en esta casa, bajo el título “Bankia, mi verdad” para explicar de algún modo la verdadera situación del sistema financiero español como epicentro de la actual crisis económica. Justo al comienzo del año, Bankia había perdido en bolsa un 88% de su cotización. 4 meses después cotiza con un 87% de descuento en lo que llevamos de año, en definitiva, un auténtico drama. Creo firmemente que el valor de una empresa quebrada es 0 y un inversor debería huir de todo canto de sirena o de pensar que una acción puede recuperar su nivel de cotización inicial a largo plazo produciendo ganancias multimillonarias. Lo primero que deberíamos entender es que una empresa vale en bolsa lo que marca su cotización por el número de acciones, lo que se conoce como capitalización. La capitalización de Bankia antes de la ampliación de capital era de 500 MM€ y dicha ampliación corresponde a dos tramos por un total aproximado de 15.000 MM€. Este suceso implica diluir totalmente el valor del actual accionista, lo que en realidad corresponde a perder prácticamente la totalidad del valor de la compañía. Al emitir un número tan elevado de acciones, los beneficios totales a repartir serán irrisorios, por lo tanto es imposible recuperar la inversión en BKIA.



El proceso de ampliación de capital otorga a los accionistas actuales la posibilidad de comprar 397 acciones nuevas a 1,35€ por cada derecho recibido. A cada acción antigua le corresponde 1 derecho, que cotizan a 0,82€. Si calculamos el precio de las acciones de Bankia entrando en la ampliación de capital, podríamos concluir de la siguiente forma:

Precio Bankia = ((397*1,35)+0.82)/397= 1,3520€ por acción

La cotización de Bankia el pasado miércoles llegó a los 11,80€ y el jueves cerraba a 5,20€. Ello implica que el mismo activo, es decir Bankia comprado mediante acciones nuevas o comprado directamente a mercado nos daba el miércoles un descuento entre acciones nuevas y viejas del 700% y el jueves un 285%. Este spread es aprovechado por muchos inversores para especular con estrategias Even Driven conocidas como “Distressed Securities”. Dichas estrategias buscan vender y comprar un mismo activo para aprovecharse del spread causado por una anomalía del mercado en procesos de reestructuración.

Los accionistas actuales podrían aprovechar la distorsión vendiendo a mercado todas las acciones y recomprando las mismas en el mercado de derechos, con la proporción 1 derecho por cada 397 acciones antiguas, para que de esta manera puedan recuperar en el instante un 300% de su inversión.

Otra posible estrategia para aprovechar la anomalía de Bankia, pasa por comprar 1 derecho desembolsando 0,82€ y vendiendo en corto 397 CFDs de acciones de BKIA a mercado. Con esta operación el inversor podría ganar 1.524,40€ por lote de 397 acciones. El miércoles esta estrategia daba alrededor de 3.500€ de ganancias. Es muy complicado sin embargo poder realizar esta operación puesto que el principal problema radica en el elevado número de bajistas que existen en el valor y precisamente éste es el motivo de distorsión que ha producido esta auténtica aberración en el mercado.

Los productos derivados tienen muchas ventajas, pero al ser productos apalancados permiten operaciones muy complejas que requieren procesos de control de riesgo muy delicados, lo que se traduce en extrema volatilidad en el mercado. Algunos inversores recordarán casos como el flash crash del 6 de mayo de 2.010 o el crash producido por Jérome Kerviel en enero de 2.008. Estos casos se producen por una mala gestión de los productos apalancados convirtiendo los mercados financieros en auténticos casinos. Warren Buffett es muy crítico con la estrategia en derivados y les llama “armas de destrucción masiva”. La operativa con este tipo de productos requiere de un conocimiento muy riguroso y de un control de riesgos muy estricto. El caso más espectacular que he podido vivir en mi carrera de trader ha sido el caso Volkswagen.



En 2.008 Porsche lanzó una OPA hostil a VW para tener el control de la automovilística alemana, una de las sesiones más intensas de mi carrera profesional. La enorme volatilidad del mercado llevó en volandas la cotización de VW a ser la compañía más grande del mundo si atendemos a su capitalización bursátil, incluso por encima de Exxon Mobile. En ese preciso momento el entorno general del mercado no podía explicar una subida de tal magnitud, y la justificación vino dada por una mejora en la oferta de Porsche. Sin embargo yo sabía que el mercado no respondía a algo racional y la aceleración tendencial verticalmente insostenible me advertía de claros problemas a la vista. La explicación no la busqué en el pequeño inversor ni en una posible mejora en la OPA de Porsche, sino en condicionantes imprevistos fruto de una anomalía de mercado. En estos casos suelo acordarme de la teoría del mercado eficiente en contraposición de la teoría del cisne negro. Estas teorías me invitan a pensar que el mercado es eficiente hasta que aparece un cisne negro, un suceso aleatorio e impredecible altamente improbable, pero en bolsa todo es posible. El cisne negro lleva a la bancarrota a cualquier trader que no valore absolutamente todos los riesgos, los conocidos y desconocidos, pensados e impensables. En mi caso, encontré respuestas en el mercado de derivados, para tomar las decisiones más adecuadas.

La ingeniería financiera permitió a Porsche controlar el 42% de las acciones de VW de forma directa y el 75% gracias a la compra de opciones Call emitidas por una serie de Bancos de Inversión, que se denominan Cash Settled Call Options, quienes dan una serie de derechos a Porsche para recibir un pago en efectivo por la diferencia entre la cotización de VW en el momento de ejercicio y el strike. Hasta aquí todo correcto.

El problema viene cuando los Hedge Funds observan que gracias a la compra de Porsche en el mercado hay un spread interesante entre las acciones normales y las preferentes vendiendo al descubierto acciones normales y comprando las preferentes sin tener en cuente que Porsche controla el 75% de VW y el 20% está en manos del grupo inversor Land de Baja Sajonia, es decir el free float es únicamente del 5%, lo que implica que los Hedge Funds, tomaron prestadas acciones de Porsche. Al entender Porsche que tenía el control sobre el propio precio empezó a comprar acciones en el mercado para hacer subir dicho precio y así sobrevalorar su cartera sobre el 75% de sus acciones y aprovechar de esta manera el buen trato de las opciones CALL que le fueron concedidas, provocando enormes pérdidas al banco emisor. Este suceso de compra en el mercado provocó que los Hedge Funds tuvieran que recomprar sus posiciones cortas, lo que acabó llevando a Porsche a la histeria compradora que la condujo a cotizar a 1.000€ por acción aniquilando a los Hedge Funds y permitiendo a Porsche rematar la jugada vendiendo PUT out the money y embolsándose todavía más dinero. En total, Porsche se embolsó 3.500 MM€. La historia terminó con un contraataque de VW y al final ésta fue quien compró a Porsche, pero como ven los productos derivados explican y justifican lo que parece irracional, como decía Nietzsche, la irracionalidad de una cosa no es un argumento en contra de su existencia, sino más bien una condición de las misma.

A la hora de la verdad Bankia ha tenido un comportamiento similar producido por el cierre masivo de cortos y el bajo free float del mercado. No podemos buscar en el pequeño inversor el argumento que explica tal vanidad. El pequeño inversor no tiene capacidad de empujar al valor a niveles de precios que en caso de mantenerse, dejarían a Bankia como la compañía de mayor capitalización bursátil de España, algo que como comprenderán es totalmente ridículo. Bankia, como ejemplo del gran fracaso de un modelo económico basado en una riqueza ficticia, financiada a gran escala fruto de la vanidosa codicia que llevó a banqueros, políticos y otros personajes públicos a la corrupción, con la única ansia de querer más y más sin límite.

Las comisiones provocaron un exceso de crédito y todo ello alimentó una burbuja que ha dilapidado la prodigiosa generación de la década de los 80. Sin embargo, más allá de lo trivial recordaré este suceso como una lección que como sucedió en VW nos puede dar oportunidades de trading especialmente intensas, en las que operaciones tan simples como vender Call y comprar Put en fases de clímax y desaceleración nos dan ganancias tan espectaculares e irracionales que se argumentan como condición en sí mismas.

De lo que no me cabe duda alguna, es que Bankia quedará en los anales de la historia, una historia que va mucho más allá de ineficiencias de mercado, de posibles especulaciones sobre precios o malas inversiones… Bankia, formará parte de la historia de España y de miles de personas que en su día tomaron una mala decisión por falta de información, formación o conocimientos. Desgraciadamente, no ha habido piedad ante un entorno del todo vergonzoso. Dejando de lado mi profesión y abriéndole paso a mi ética como persona y ciudadana, permítanme ser crítica. No puedo evitar pensar en la cantidad de spots publicitarios en los que parecían orgullosos de proclamar textualmente que creían tanto en el futuro, que le habían abierto una cuenta, una cuenta en la que si todos aportamos lo mejor que tenemos “esfuerzo”, todos seremos titulares de lo que está por venir “ilusión”, “experiencia”, “talento”… Y es que poniendo lo mejor de ti “confianza”, haces posible un banco que quiere lo mismo que tú, que el futuro lo hagamos juntos y mejor. ¡Bankia, todo un futuro juntos! Citaba textualmente, uno de los mayores fraudes al inversor de a pie, ya que señores, tendrán muy buenos publicistas, pero a día de hoy lo que España sí sabe, es que ese futuro de esfuerzo, ilusión, experiencia, talento y confianza no será de la mano de la falta de principios y ética moral. Será para levantarnos una vez más y creer en todas esas virtudes, que juntos nos harán salir adelante.

Gisela Turazzini