Si en 2016 hemos tenido focos de incertidumbres en el campo político, en 2017 hay varios eventos que pueden generar también volatilidad como las elecciones en Francia o Alemania. ¿De qué manera cree que van a pesar en los mercados este tipo de citas y qué previsiones manejan de cara al ejercicio próximo?

Va a ser un año claramente marcado por decisiones políticas. No solo de los políticos de partido, sino por los bancos centrales y por los cambios en política fiscal. No prevemos un cambio significativo en la política en Europa, no pensamos que los partidos populistas vayan a llegar al gobierno en Francia, en Italia, en Holanda y en Alemania, pero sí que vamos a ver sobre todo un giro en la política monetaria. Más patente en Estados Unidos y mucho más lenta en el BCE. También una política fiscal algo más expansiva en Estados Unidos.

¿Cuáles podrían ser otros factores de riesgo para el año que viene?

El principal factor de riesgo es el proteccionismo, que al final la administración de Trump o algún otro gobierno, acabe imponiendo barreras arancelarias al comercio, que esto frene la inversión empresarial, que frene la actividad económica, y eso es probablemente el mayor riesgo incluso por encima de las negociaciones sobre el Brexit que van a ser muy duras en un inicio, pero no creemos que vayan a suponer un impacto económico relevante.

Desde UBS esperan que el crecimiento mundial pase del 3,1% al 3,5% en 2017. ¿De qué manera esta mejora del crecimiento con Estados Unidos en proceso de aceleración se reflejará en los mercados?

La aceleración del crecimiento global se debe únicamente a tres países: Estados Unidos pasando de un crecimiento del 1,5% al 2,5%; y Brasil y Rusia saliendo de recesión. En el caso de Estados Unidos por un lado tenemos que queda atrás el efecto del desplome de la inversión en activos ligados a la energía, el fracking, y una normalización del ajuste de inventarios. Lo más relevante no es tanto que el crecimiento real del PIB se acelere algo, sino que el crecimiento nominal se acelera mucho más al normalizarse la inflación. La implicación más directa es doble. Por una lado una subida de tipos de interés, creemos que bastante paulatina porque la Fed subirá tipos en diciembre y creemos que apenas un par de cuartillos en 2017, una subida de tipos de interés de medio y largo plazo, pero bastante moderada, y sobre todo un aumento de beneficios empresariales. Nuestra previsión es que los beneficios empresariales en Estados Unidos crezcan un 8% con la posibilidad de que crezcan algo más si hay una rebaja del impuesto de sociedades o una repatriación de los beneficios en el extranjero y también un crecimiento de los beneficios del 8% en Europa.

La política monetaria será durante el 2017 otro de los temas de gran importancia. Comenzando por Estados Unidos, ¿cuántas subidas de tipos de interés se pueden esperar y de qué manera impactarán en los mercados y en la economía norteamericana?

Aparte de la de diciembre prevemos dos subidas de cuartos de puntos en 2017 y otro tanto en 2018. Es decir, creemos que el mercado demasiado optimista e incorrecto de la potencia del programa de expansión fiscal de Trump, cómo eso va a reflactar la economía estadounidense, y la necesidad que va a tener la Fed de subir precipitadamente los tipos. Estamos convencidos de que va a mantener una senda de normalización muy gradual de sus tipos de interés, que no estarán llegando al 2% en el 2018 y que posiblemente no superen el 2,5% a final de este ciclo y eso significa que no prevemos que los bonos a 10 años de Estados Unidos se vayan a ir muy por encima del 2,5% actual. Eso quiere decir que esta gran fase de rotación entre sectores esté ya bastante agotada y vayamos a un movimiento más normal de las bolsas, menos influida por ese cambio radical en tipos de interés.

En el campo europeo, Draghi anunció recientemente la ampliación del QE, con una reducción a partir de abril del programa de compras, ¿lo ven como algo positivo para la renta variable europea?

Sin ninguna duda. Sigue inyectando liquidez, sigue rebajando las primas de riesgo, los costes de financiación de las empresas, sigue expulsando a los inversores a asumir más riesgo en crédito o en renta variable y mantiene al euro bastante débil. No obstante nuestra previsión es que el euro se vaya recuperando paulatinamente sobre todo en la segunda parte del año que viene, cuando el mercado anticipe que el BCE estará desactivando el QE en 2018 y es algo que pueda pesar sobre los mercados europeos.

Desde luego estas medidas y las perspectivas de mayor inflación se están descontando en el mercado de renta fija. ¿La ven atractiva de cara al año que viene con ese repunte de las tires significativo que estamos observando?

La renta fija la vemos como un elemento de estricta diversificación. Las rentabilidades van a ser marginalmente positivas, ya no van a ser negativas como en los últimos dos meses, pero juegan ese papel de acolchar las carteras en los momentos negativos. Creemos que es mucho más positivo y atractivo estar en crédito y en bonos corporativos, los high yield en Europa. También bonos ligados a la inflación como un mal menor dentro de la deuda pública. Creemos que las expectativas de inflación descontadas por estos bonos todavía van a aumentar ligeramente y que sus rentabilidades van a ser unas décimas superiores a la deuda pública ordinaria.

Hablando de sectores, muchos expertos sostienen que el año que viene se seguirá plasmando la rotación sectorial. ¿Cuáles son los sectores que considera que pueden liderar las subidas?

Nosotros seguimos apostando por tecnología como el gran sector de crecimiento estructural en esta revolución tecnológica con unas implicaciones tremendas sobre el resto de sectores; y farmacia y salud. Es un sector que ha estado muy castigado en la última semana por miedo a una regulación más estricta en los sistemas de fijación de precios y también porque ha sido un sector defensivo todos estos años y está siendo una fuente de recursos en lo que los inversores desinvierten para ir hacia sectores más cíclicos y financieros. Aparte de eso, aunque nuestra previsión es que el precio del petróleo no se va a instalar por encima de los 60 dólares el año que viene, las compañías energéticas, las petroleras, han hecho sus deberes de contención de costes, de reducción de la inversión, van a generar bastante caja incluso con un petróleo a 60 dólares y es el tercer en el que estamos apostando este año.

¿Apostaría por el sector financiero después del duro castigo que han recibido y al calor de esta posible rotación sectorial?

Es un sector que ya tiene resueltos los problemas de solvencia pero no los de rentabilidad. Si nuestra previsión es que el bono alemán no se vaya a ir por encima del 0,5% y que los euríbor van a seguir en negativo, la presión sobre los márgenes de intereses van a ser muy fuertes. Todavía queda algo de esfuerzo en aumentar las provisiones en algunos países. Creemos que va a ser un sector que se va a mover en línea con el resto del mercado con bastante sensibilidad  y volatilidad con los tipos de interés, de modo que no es un sector para estar fuera de él pero tampoco creemos que sea un sector para primar en 2017.

Si tuviera qué recomendar una cartera de cara al 2017, ¿cuáles serían los nombres que no faltarían en ella?

Sobreponderar renta variable. Seguimos viendo atractivo en Estados Unidos, con más crecimiento de beneficios, porque ahí encontramos precisamente esas farmacéuticas y tecnológicas más atractivas. Algo de peso en mercados emergentes, India a largo plazo y China con carácter más táctico. Estos sectores como el farmacéutico, tecnología, salud, energía. Una inversión en el largo plazo el crecimiento coyuntural es positivo pero relativamente modesto, hay que apostar por esos cambios tecnológicos, socioeconómicos. Para la parte de renta fija crédito high yield, bonos ligados a la inflación y tener poca exposición a las divisas en general. Por último, está empezando a llegar el momento de volver a invertir en metales preciosos. Vemos potencial en el oro, pero vemos más potencial en el platino, así que es una alternativa. El petróleo si llegara de nuevo a los 50 dólares, nos podría dar la oportunidad de jugar ese rango de 10 dólares en el que creemos que nos vamos a mover.