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    Dividendo activo y pasivo

    ¿Qué es el dividendo activo y pasivo?

    Los dividendos se conocen como la parte del beneficio que una empresa reparte con sus socios o accionistas. Pero dentro de ellos, se encuentra el dividendo activo y el dividendo pasivo. Por un lado, el dividendo activo, es la parte del beneficio obtenido por las sociedades mercantiles cuyos órganos sociales acuerdan que sea repartido entre los socios de las mismas. Es decir, una vez acordado su reparto, es un crédito del socio frente a la sociedad. De otro lado, el dividendo pasivo es el crédito que ostenta la sociedad mercantil frente al socio, por la parte del capital social que suscribió y que se comprometió a desembolsar. La diferencia entre las aportaciones y el desembolso inicial de los accionistas. Anualmente, las sociedades mercantiles tienen la obligación legal de efectuar el cierre de cuentas, normalmente referido al último día del año natural, si bien la fecha del cierre puede ser libremente elegida por los socios en los estatutos sociales. De las operaciones de cierre se extrae, entre otros, el estado contable denominado Cuenta de Pérdidas y Ganancias (P y G), que contiene la información del resultado obtenido por la sociedad en el ejercicio a que se refiere dicha cuenta de pérdidas y ganancias. En caso de obtención de beneficios hay que proceder, en primer lugar, a compensar las pérdidas que, en su caso, la sociedad tenga acumuladas de ejercicios anteriores y que impliquen que el patrimonio neto de la sociedad sea inferior a la cifra del capital social y, en segundo lugar, a la dotación de las reservas, tanto las reservas legales como las reservas estatutarias, estas últimas para el caso de que los estatutos contengan esta previsión. Tras dichas operaciones, el beneficio obtenido podrá ser repartido entre los socios, siendo la Junta General de Socios el órgano encargado de establecer la cuantía, el momento y la forma de pago del dividendo a repartir. Cabe la posibilidad de repartir un dividendo a cuenta de beneficios futuros, siempre y cuando los administradores sociales justifiquen la existencia de liquidez suficiente y que dicho dividendo a cuenta no exceda de la cuantía de los resultados obtenidos desde el fin del último ejercicio, así como que no se repartan cantidades suficientes para atender a la compensación de pérdidas de ejercicios anteriores, para dotar las reservas y para satisfacer el impuesto que grave el beneficio que se prevea obtener.

    Invertir por dividendo activo y pasivo

    Generalmente, las empresas que tienen un mayor ratio de rentabilidad por dividendo, pueden suponer mejores oportunidades de compra. Esta idea tiene su fundamento en que los inversores basarán sus inversiones en acciones que el mercado valora y que van a repartir un dividendo “asegurado” por encima de lo que el mercado valora la acción. Se trata de una operación con carácter defensivo para situaciones bajistas o para inversores que buscan una ganancia periódica en el largo plazo. Por otro lado, este tipo de análisis basado en la selección de activos de inversión en base a su rentabilidad sobre dividendo tiene también sus puntos débiles. Y es que son las empresas grandes las que suelen repartir beneficios de forma sostenida en el tiempo, pero estas empresas, tienen por lo general una tasa de crecimiento menor a la del mercado, ya que necesitarían recursos adicionales para financiar su crecimiento a costa del accionista. Estas empresas suelen estar relacionadas con sectores como el eléctrico, energético y bancario. Además, como rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras, y cuando hablamos de rentabilidad sobre dividendo como factor de toma de decisiones, nos referimos a dividendos futuros, nos podemos encontrar con falta de seguridad en su reparto e incluso nadie nos puede asegurar que la compañía que lleva años pagando un jugoso dividendo no deje de hacerlo en un futuro próximo.

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