El desplome en las materias primas es generalizado; el índice GSCI acumula caídas interanuales superiores a los 40 puntos porcentuales y en lo que llevamos de año, la inmensa mayoría de sus componentes (entre ellos metales industriales y agrícolas), experimentan cesiones superiores a los dos dígitos. Una circunstancia que pasa factura a las zonas geográficas con una mayor producción neta