Cinco años de grave crisis habían provocado que las familias estadounidenses retrasasen sus grandes decisiones de compra. Un paro por encima del 10% y una incertidumbre endémica sobre el futuro habían provocado que los hogares del país decidieran no gastar mucho dinero.

Una situación grave, si se tiene en cuenta que el consumo en Estados Unidos genera alrededor del 70