Casi un año después de su intervención, Bankia sigue siendo protagonista. La pasada semana fue portada de todos los medios de comunicación por las fuertes caídas que sufrió en bolsa como paso previo a que comenzaran a cotizar 11,7 millones de nuevas acciones.
Recientemente ha saltado a la prensa que accionistas de Bankia han presentado una demanda a la firma auditora Deloitte, auditora de la entidad y a su responsable en la misma. El motivo es bien visible: sus informes no detallan claramente la situación de la entidad ni son fiel reflejo de la misma, ello perjudica claramente a sus accionistas que confían en la auditora y sus informes y estos ha resultado ser un fiasco, sobre todo el previo a su salida a bolsa de Bankia.
¿Objetivo? Crear un banco malo y liquidar a los bancos que no sean viables. Dos variables que cada vez tienen más forma. Hoy el consejo de ministros podría aprobar ambas medidas. Sin embargo, todavía quedan algunas variables por resolver: qué entidades no son viables, cómo se valorarán los activos o el personal necesario para el nuevo banco….El tiempo, juega en contra.
Los accionistas de banca civica, viven en primera persona, un nuevo “fallo” de las instituciones de control en los mercados financieros. Hagamos memoria de lo que se decía hace ocho meses:
La Caixa y Banca Cívica deciden esta semana su fusión. De esta unión nacería la principal entidad financiera española por volumen de activos, por delante de BBVA-Unnim y Santander.
Las acciones de Banca Cívica se desploman a la espera de que La Caixa presente su oferta para la fusión de ambos grupos, previsiblemente, a través del canje de acciones.
Banca Cívica ha registrado en la CNMV su Tercer Programa de Pagarés. Al amparo de este programa se pueden realizar sucesivas emisiones de pagarés por un saldo vivo máximo, en cada momento, de 5.000 millones de euros nominales.