«Within our mandate the ECB is ready to do whatever it takes to preserve the euro. And believe me, it will be enough.» Estas palabras pronunciadas por Mario Draghi el pasado verano marcaron un gran punto de inflexión en la vida de los mercados financieros en 2012. Antes, los días del euro estaban contados; después, la catástrofe anunciada ya no era ineluctable.
A principios de los años 90, un célebre banco francés transformó este eslogan en estrategia agresiva de desarrollo. Esa voluntad de prestar “a toda máquina” llevó al venerable establecimiento al borde de la quiebra algunos años después con la recesión, el vuelco del mercado inmobiliario y unas inversiones cuanto menos arriesgadas en el cine o la industria.
Los viejos bolsistas tienen algunas citas regulares que esperan con nerviosismo o delectación: sin duda alguna, la carta anual que Warren Buffett envía a sus accionistas forma parte de la segunda categoría. La cosecha de 2012 cumple sus promesas y empieza con un hábil "teasing": Warren Buffett ha encontrado a su sucesor… No es necesario correr a leer la carta, ya que en ella no desvela ningún nombre. La frase ha sido ampliamente comentada en la prensa financiera (¿se llevará el puesto el talentoso Ajit Jain?) pero lo que más ha llamado nuestra atención es el final de la carta, ya que trata de la asignación de activos.
En 1992, Bill Clinton era elegido como 42º Presidente de los Estados Unidos. El déficit federal alcanzaba en esta época los 290 Md$ (4,7% del PIB) y el nuevo presidente había prometido reformar el Estado en profundidad y reducir a la mitad este déficit insostenible a largo plazo. Seis años después, a principios de su segundo mandato y tras la aprobación del Balanced Budget Act (una especie de "regla de oro" anticipada) y por delante de los planes más optimistas, la ejecución presupuestaria americana se volvía positiva, antes de presentar en 2000 un inédito y copioso superávit que representaba el 2,4% del PIB.
El verano bursátil, particularmente desastroso, no ha tardado en borrar la relativa serenidad de los emisores de pronósticos económicos durante el primer semestre.
3,4 kilos, 1?637 páginas en formato A4, 730?197 palabras: el folleto de introducción en bolsa de GLENCORE es, a imagen del gigante mundial de las materias primas, fuera de lo normal, gigantesco.