Si hay algo que llama la atención de la evolución de los bancos españoles, más allá de los problemas más obvios –falta de liquidez, apalancamiento, aumento de la morosidad…- es la brusca caída de la rentabilidad sobre sus activos, el llamado ROE. Si en plena burbuja inmobiliaria y financiera, este ROE llegó a alcanzar porcentajes que rozaban el 20