Así lo atestiguan los datos que maneja Citigroup y que elabora la consultora EPFR. Durante la semana pasada salieron un total de 28.300 millones de dólares desde fondos de acciones y, por el contrario, los instrumentos de renta fija recibieron entradas netas por un importe de 14.800 millones de dólares. Los expertos de la firma apuntan que en ambos casos se trata de cifras récord.

La llegada a los instrumentos de bonos estuvo liderada por fondos de Estados Unidos que recibieron un total de 13.000 millones de dólares. La salidas de renta variable también estuvieron encabezada por instrumentos de ese país, que vieron cómo los abandonaban 24.000 millones de dólare
s. Como detalle, el 95 de este dinero ha estado protagonizado por ETFs.

Los mercados emergentes vuelven a ser incapaces de retener dinero y sufren salidas por décimo quinta semana consecutiva en los instrumentos de renta variable. En concreto, se fueron un total de 6.400 millones de dólares, lo que significa la mayor huida desde agosto de 2010.

Es de destacar que esta tendencia ha atacado, incluso, a los fondos de China que ha puesto fin a una racha de entradas netas que duraba seis semanas y ha sufrido salidas por un importe de 132 millones de dólares.

Flujos de fondos semanales



¿Por qué?

Algunos expertos consideran que estas cifras ponen en entredicho la seguridad de la recuperación en la economía global y la renta variable ha vuelto a dejar de ser la opción favorita para unos inversores que comienzan a estar nerviosos. Y eso, por lo tanto, vuelve a ser positivo para los activos que se consideran más seguros, los bonos.

Aunque muchos expertos ven en las recientes caídas de los mercados una mera corrección dentro de una tendencia alcista que debería continuar, todo se originó por las incertidumbres creadas alrededor de algunos países emergentes.

Por eso a los inversores han decidido abandonar los mercados de acciones de estos países. Como afirma Russ Koesterich, Estratega en Jefe de Inversiones de BlackRock “si bien las acciones de los mercados emergentes son más baratas (cotizan con un descuento de un 40% sobre los mercados desarrollados), los inversores continúan considerando arriesgada esta clase de activos y están vendiendo sus exposiciones a un ritmo rápido”.

En esta firma consideran que “de cara al futuro, prevemos que la combinación de la desaceleración de la Reserva Federal de los EE.UU. (que reduce la liquidez global en general) y los altos niveles de deuda de varios países emergentes mantendrá la volatilidad de los mercados en niveles elevados. Aunque vemos, en efecto, un buen valor a largo plazo en los mercados emergentes, la volatilidad a corto plazo parece justificar la adopción de una posición más cautelosa a más corto plazo. Por lo tanto, seguiríamos siendo cautelosos a la hora de agregar posiciones nuevas a las acciones de los emergentes”.

Pero, ¿por qué abandonan Estados Unidos?

Los expertos destacan la debilidad de algunos de los datos macroeconómicos que hemos conocido durante las pasadas semanas.

Por ejemplo, señalan en BlackRock los datos de consumo de diciembre “ya que indicaron que, si bien los consumidores continuaron gastando, ese gasto trajo aparejada una tasa de ahorro más baja (que registró su nivel más bajo en 11 meses, llegando a 3,9%). Al mismo tiempo, el crecimiento salarial sigue siendo esquivo. El ingreso disponible se mantuvo estable en diciembre y creció solo un 2,3% interanual, la tasa de crecimiento más bajo desde el 2010”, afirman.

Por si fuera poco, continúa la retirada de estímulos por parte de la Reserva Federal, que ha dejado en 65.000 millones de dólares –desde 85.000- el dinero que destina cada mes a la compra de bonos y MBS –Mortgages Backed Securities-.

Según estos analistas, “las medidas adoptadas por la Reserva Federal no sorprendieron y representan un paso en dirección hacia una política monetaria menos flexible. Si bien esta política no es estricta de ningún modo, y la Reserva Federal está comprometida a mantener las tasas a corto plazo cerca de cero para el futuro previsible, la desaceleración significa que la política de la Reserva Federal no contribuye al rendimiento de las acciones en comparación con años anteriores”.

Es decir, en Estados Unidos hay cada vez menos alicientes para seguir invirtiendo en renta variable, sobre todo después de que el principal índice, el S&P 500 acumule una ganancia de más de un 170% desde los mínimos de 2009. No es de extrañar que en momentos de incertidumbre los inversores opten por realizar beneficios en algunas de sus apuestas.