Dropbox ha salido a bolsa valorada en 8.240 millones de dólares al marcar el precio inicial en 21 dólares, por encima del máximo de la horquilla inicial de precios. Un nivel que algunos consideran excesivo para una empresa que generó unas ventas de 1.100 millones de dólares el año pasado y que a pesar de mejorar significativamente esta métrica sigue presentando unas pérdidas de casi 112 millones de dólares. En el folleto de su OPV la compañía advertía que “la tasa de crecimiento se había reducido recientemente y que podría seguir haciéndolo en el futuro”. Porque el negocio de Dropbox ya no es tan novedoso y hay otras muchas compañías que ofrecen servicios de almacenaje similares, entre ellas gigantes de la tecnología como Apple, Amazon, Alphabet o la propia Microsoft.

Como otras compañías del sector, Dropbox sale a bolsa con tres tipos de clases diferentes, las A, las B y las C, dependiendo del nivel de derechos políticos que ofrece cada una de llas. Las primeras permiten un voto por título, las segundas 10 derechos de voto y las C carecen de esta capacidad.  Una estructura accionarial que sigue cediendo el poder de decisión a sus fundadores.

A pesar de que la demanda ha generado que los colocadores hayan tenido que elevar el precio de las acciones por encima del rango inicial, hay expertos como Michael Hewson, el director de análisis de CMC Markets en el Reino Unido, que no creen que la operación presente una buena oportunidad para los inversores.

En una reciente nota a sus clientes, el experto señalaba que “esta exhuberancia alrededor de las acciones tecnológicas en particular y tras las fuertes caídas de esta semana nos recuerda a los desagradables sucesos de hace 18 años cuando se tocó el techo de la burbuja tecnológica, en la que se observaba una exhuberancia parecida  de una parte de los inversores antes de que  un cambio de sentimiento provocara fuertes caídas de las cotizaciones en los siguientes cinco años”, señala el experto.

En su opinión, ha sido la fuerte revalorización de los precios de las tecnológicas en los últimos años lo que ha  llevado a muchas compañías tecnológicas  -las llamadas unicornios- a aprovecharse de las actuales valoraciones para salir a bolsa y levantar capital.  Para Hewson “uno no puede evitar sentir que ese deseo puede ser indicativo de un mercado con signos de burbuja, algo que las caídas de esta semana puede reforzar”.

Recuerda el experto lo ocurrido el año pasado con la salida a bolsa de Snap, que debutó valorada en 20.000 millones de dóares “una valoración que de cualquier forma parecía absurda –afirma el experto-. Es cierto que el precio subió inmediatamente después del lanzamiento, aunque la euforia duró poco cuando la realidad dejó claro que su modelo de negocio era una auténtica hemorragia de liquidez”, apunta. El analista señala que “esto mismo podría ocurrir con Dropbox”.

Escribe Hewson que si la compañía fuera rentable la valoración tendría sentido, pero no lo es, “lo que sugiere que esa valoración debe ser tratada con cautela, especialmente cuando Dropbox se enfrenta a competidores como Apple y Microsoft”, alerta el experto.

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