En definitiva:* este menor empuje han contribuido, por un lado, el cambio hacia un modelo de crecimiento en China más moderado, lo que, debido a su menor demanda de materias primas y su imbricación en las cadenas de producción mundiales, ha incidido en un menor crecimiento en el resto de economías emergentes.* las expectativas de normalización en las condiciones financieras globales han determinado una menor afluencia de capitales hacia algunas economías emergentes, poniendo al descubierto, en estas, vulnerabilidades ligadas a su dependencia de la financiación exterior. En cualquier caso, la flexibilidad cambiaria o los muy importantes volúmenes de reservas les han permitido afrontar, en mejores condiciones que en períodos pasados, este episodio de reversión de los flujos de capitales.* este nuevo panorama muestra una mayor certidumbre sobre la recuperación de la economía global y una transición de los focos de incertidumbre desde las economías desarrolladas, - y en particular desde las del área del euro -, hacia las emergentes.* La ausencia de presiones inflacionistas ha facilitado el mantenimiento de un tono acomodaticio de las políticas monetarias a nivel global, con los tipos de interés oficiales anclados en niveles muy cercanos a cero y medidas extraordinarias de suministro de liquidez todavía en vigor.* Esta orientación de la política monetaria ha propiciado que los tipos de interés a largo plazo de las economías avanzadas permanezcan en niveles muy reducidos, al tiempo que se registran valoraciones muy generosas en algunos mercados financieros. De hecho, algunas cotizaciones se sitúan en máximos históricos, en un contexto en el que la búsqueda de rentabilidad por los inversores parece estar jugando un papel predominante con respecto a otras consideraciones más basadas en el valor fundamental de estos activos.* Este escenario de los mercados monetarios y financieros internacionales tiene riesgos, ya que es susceptible de sufrir cambios bruscos ante la aparición de expectativas sobre retirada de estímulos monetarios o, lo que es lo mismo, ante la aparición de expectativas sobre mejoras sostenibles en las tasas de crecimiento que aconsejan políticas monetarias menos expansivas.* Concluiré mi intervención con algunas reflexiones sobre los retos para la economía española y el papel de la política económica.o Las mejoras de competitividad y la reducción del endeudamiento privado deben continuar. Y ello debe hacerse en un entorno de baja inflación en la zona euro y de un tipo de cambio del euro muy apreciado, lo que representa una dificultad añadidoo En el ámbito de las políticas nacionales, quisiera destacar que el margen para instrumentar políticas de demanda es muy reducido. Entre estas, me detendré con algún detalle en los retos que enfrenta la política fiscalo La culminación del proceso de consolidación fiscal debe seguir siendo un objetivo prioritario de la política económica en España. Es un esfuerzo necesario para mantener la confianza de los agentes económicos, seguir avanzando en la normalización de la financiación y restaurar el margen de maniobra de la política presupuestaria.o El cumplimiento de los objetivos resulta crucial para contener, primero, y reducir, después, la ratio de deuda pública sobre PIB. Hay que subrayar la dificultad de quebrar la tendencia creciente del endeudamiento público cuando este ha alcanzado niveles elevados y las perspectivas de crecimiento económico e inflación son moderadaso Por eso, en esta situación, para evitar el aumento de la deuda no basta con alcanzar un equilibrio en el saldo público global (es decir, descontada la carga de intereses), sino que se requiere lograr, y mantener, superávit primarios considerables, algo especialmente difícil en un entorno de bajo crecimiento y baja inflación; además, hay que tener en cuenta los efectos negativos a corto plazo sobre el crecimiento económico del propio ajuste fiscal, que contribuye el incremento inercial de la deuda antes señalada.o Dado este diagnóstico, las propuestas de la Comisión de Expertos y de las instituciones internacionales coinciden en la necesidad de aumentar el peso de la imposición indirecta, que permita acometer reducciones de la imposición sobre el trabajo, en particular de las cotizaciones sociales, y también reducir la imposición sobre las rentas del capital. Además, la Comisión sugiere la eliminación de bonificaciones, reducciones y exenciones fiscales y avanzar en una mayor neutralidad entre los instrumentos de ahorro. Estas mismas recomendaciones subrayan la importancia de que los cambios impositivos que se introduzcan, además de mejorar la eficiencia, no pongan en riesgo la necesaria consolidación fiscal.o También es ineludible llevar a cabo reformas que permitan incrementar la competencia. Los avances en este terreno han sido también significativos: podemos recordar la Ley de emprendedores, Ley de garantía del mercado único y Ley concursal. Pero hay que reconocer que, en algunos casos, su implementación efectiva se enfrenta a dificultades o acumula retrasos.José Luis Martínez CampuzanoEstratega de Citi en España