Los mercados llevan meses anticipando que la industria financiera estaba a punto de ver la luz al final del largo túnel en el que los bancos llevan años atrapados. Además de la baja demanda de crédito motivada por la escasa subida de la renta de las familias, los bajos tipos de interés hacen casi imposible que las entidades financieras ganen dinero. Si a eso se le añade el aumento de la regulación que les exige cada vez más fondos en reservas, lo cierto es que la banca se ha convertido en un negocio muy difícil.

Sin embargo, la victoria de Donald Trump ha dado un vuelco a toda esta situación. La llegada del magnate ha impulsado la sensación de que sus políticas generarán inflación, empleo, crecimiento y mayores tipos de interés;  el caldo de cultivo perfecto para el sector.

Los analistas de Citi consideran que el beneficio de todos los bancos podría aumentar alrededor de un 5% si la subida de tipos se lleva a cabo con el ritmo  que espera el consenso. La propia Reserva Federal estima que elevará los tipos tres veces en 2017. Es más, la rebaja impositiva podría mejorar las ganancias de las entidades financieras alrededor de un 13%, en opinión de estos analistas.

Todo esto es lo que ha permitido que los bancos americanos lo hayan hecho mucho mejor que el mercado desde mediados de noviembre, cuando se conocieron los resultados de las elecciones. De hecho, han experimentado subidas de más de un 20% en bolsa, frente al 6% que se ha revalorizado el índice S&P 500 en ese tiempo.
 

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Sin embargo estas fuertes subidas podrían haber acabado con el recorrido que les queda en bolsa. En Citi apuntan que “todo se refleja en el reciente comportamiento del grupo. Todavía vemos algo de potencial si todo este escenario se desarrolla, pero creemos que es necesario aplicar cierta prima de riesgo a las cotizaciones, por las incertidumbres que podrían desarrollarse en este escenario, como recortes de los tipos, desregulación, gasto en infraestructuras… “. En la firma consideran que habrían que tenerse en cuenta los riesgos que se derivarían de un incumplimiento de alguna de las circunstancias que espera el consenso.

En los tres meses que han pasado desde que ganó Donald Trump, la entidad que más ha subido ha sido Goldman Sachs, que se ha revalorizado más de un 45%, seguida de Bank of America y Morgan Stanley.
En enero prácticamente todas entidades financieras salvo Wells Fargo han reaccionado con subidas, aunque más moderadas.

Hay que tener en cuenta que los bancos americanos, como ocurre con los europeos, necesitan mayores tipos de interés para impulsar un aumento de los márgenes muy escaso. Goldman Sachs, por ejemplo, solo presenta un crecimiento de su margen de intereses de poco más del 0,3% y quizá por eso sea una de las entidades más beneficiadas de este cambio de perspectivas.

Las rentabilidades, mejores que las europeas, se mueven entre el 6,5% de Citigroup  y el 11% de Wells Fargo.

 

 

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Pero, ¿podemos incorporarnos ya a esta tendencia de subidas?
Lo cierto es que a los bancos ya han corrido tanto que poco les queda por mejorar en bolsa; al menos para alcanzar el precio objetivo que le marca el consenso. El que aún tiene más potencial es Bank of New York Mellon, que mantiene un potencial de más de un 9% desde los niveles actuales. A Goldman Sachs, por el contrario, no le queda nada por subir, ya que podría llegar a caer un 2% si se sitúa en el nivel de su precio objetivo.

Por cierto, el consenso le da una recomendación de compra a todos estos valores, salvo a Wells Fargo, al que apuestan por mantener.

Los Indicadores Premium de Estrategias de Inversión sitúan a Bank of America, Goldman Sach y JP Morgan tienen la máxima puntuación, un 10 sobre 10. Esto las sitúan en fase alcista.

 

 

 

 

Bank of America

 

 


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