El consenso descontaba que la FED iba a subir los tipos, con lo que no ha habido sorpresa en esta reunión. Esta vez el banco central no ha decepcionado y ha dejado el precio del dinero entre el 0,75 y el 1%. Se trata de la tercera subida que realiza desde diciembre de 2015, cuando empezó este proceso de normalización que ha empezado a sacar al país de las políticas monetarias no convencionales a las que obligó la crisis financiera hace ya casi una década.

Tras los últimos datos conocidos en Estados Unidos de empleo, precios y aumento de los salarios, prácticamente ninguna firma de análisis esperaba que el banco central no actuase en esta ocasión.  Y eso que esta vez no ha sido una decisión unánime, como si lo fue en diciembre; el presidente de la FED de Minneapolis, Neel Kashkari, prefería mantener el precio del dinero por el momento.

En su comunicado, la institución explica que la economía sigue expandiéndose a un ritmo moderado, como el empleo (en el 4,7%, muy cerca del nivel de pleno empleo técnico). Eso sí, en esta ocasión, la reconoce que la inversión en bienes de equipo por parte de las empresas comienza a tomar cuerpo, algo que no habíamos visto desde hacía muchos meses.

Lo cierto es que la inflación se ha situado ya cerca del objetivo que maneja la FED. Y esa, probablemente, haya sido una de las razones que ha apoyado esta decisión con más fuerza.  Para este año espera que los precios suban un 1,9% este año y un 2% el que viene, justo su objetivo.

La inflación, de hecho, ha sido la protagonista en el comunicado. “El comité vigilará con atención el desarrollo de la inflación con respecto a su objetivo. El comité espera que las condiciones económicas evolucionen de manera que se puedan garantizar subidas de tipos graduales”, explica el comunicado. Como siempre explica que el precio del dinero se mantendrá en niveles bajos en el largo plazo, aunque, eso sí, dependerá de los datos que se vayan conociendo.

En sus previsiones, los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto, (FOMC) prácticamente no han tocado sus estimaciones  con respecto a las de diciembre. Para este año prevén que el PIB se expanda al 2,1%, aunque para el año que viene rebajan desde ese 2,1% hasta el 2%. 

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A simple vista parece que la FED no ha tomado en consideración los posibles efectos de las políticas fiscales que propone el presidente Trump con el que tan solo –dice Yellen- se ha reunido brevemente para conocerlo.

Si hacemos caso de lo que ha dicho en la rueda de prensa, lo cierto es que ha sido bastante clara: todavía no hay políticas, ni medidas que analizar y por eso no se ha discutido en profundidad en esta reunión. Hacerlo sería especular sobre algo que no se conoce. Lo mismo ha dicho sobre las medidas de desregulación del sector financiero en Estados Unidos. Lo que deja claro esto es la falta de entendimiento que hay entre la presidenta de la FED y el presidente del gobierno. No hay que olvidar que ya antes de llegar al gobierno, Donald Trump hablaba abiertamente de su disconformidad con las políticas monetarias de la autoridad monetaria. De hecho, el consenso descuenta que Yellen no repetirá un segundo mandato cuando concluya el actual a principios de 2018.

Durante la rueda de prensa, Yellen ha hecho varias referencias a los tipos de equilibrio en Estados Unidos. Ha comentado que podrían estar en torno al 3%, con una inflación del 2%, lo que dejaría los tipos reales en el 1%. Sin embargo, considera que actualmente son más bajos aún, en torno al 0% (teniendo en cuenta la inflación actual).  Explica Yellen que esa es la razón que va a provocar que el precio del dinero no suba mucho en los próximos meses, o años y que garantiza que seguirán bajos durante un largo periodo de tiempo.  Eso sí, aviso a navegantes: considera que si “la economía evoluciona como pensamos, será apropiado subir los tipos varias veces este año”. Más munición para los que esperan dos subidas más este año. Esta vez ha explicado que la razón por la que han sido tan cautos durante los últimos años en el proceso de normalización monetario han sido los diferentes shocks sufridos por la economía mundial.

Vuelve a hablar la FED de la otra pata de la salida de estas medidas no convencionales, la reducción del tamaño del balance de la institución. Por el momento no contempla dejar de invertir el principal de los bonos que vencen aunque anuncia que dejará de hacerlo cuando el nivel de los tipos de interés sea más acorde con el nivel de equilibrio.

Si la Reserva Federal va a subir dos veces más los tipos de interés – y eso sin tener en cuenta las posibles políticas expansivas de Trump-, tendría que hacerlo en las tres reuniones que aún quedan con rueda de prensa y proyecciones económicas: junio, septiembre y diciembre. Por el momento, en el famoso gráfico de puntos se observa que ha crecido el número de miembros de la FED que ve dos o más subidas de tipos de interés este año. Pero como siempre con la FED, nada está escrito.  

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