No nos engañemos. Ha sido uno de los ejemplos de burbuja alcista en los últimos años. El oro ha tenido un recorrido al alza implacable. Contra viento y marea, y más todavía en tiempos de crisis. El metal dorado ha servido como lucro para multitud de agentes, que hoy ven con preocupación esta caída notable de su precio.

Aunque desde comienzos de año hasta ahora el retroceso ha sido mínimo, desde los más de 1.923 dólares, récord que alcanzó en 2011, en el que se llegó a situar el oro ha corregido ya más de un 37%. De hecho,
desde máximos anuales la caída suma ya más de un 13% y desde principios del pasado mes más de 7% desde comienzos del mes de septiembre. El camino que ha llevado ha sido el de un auténtico tobogán.

Evolución del oro en los últimos seis meses

Se trata de un retroceso que ha tenido su mayor auge durante la pasada semana. Si esta materia prima servía como refugio para los inversores en épocas en las que la senda de la renta variable estaba en entredicho, una vez que se puso de manifiesto el mercado alcista comenzó a perder empuje y a perder posiciones.

Ya no atrae tanto. El pasado lunes cayó a su nivel más bajo en los últimos 15 meses provocando una auténtica división de opiniones en los analistas acerca de si seguirá cotizando cerca de sus niveles técnicos clave.

¿Cuál es la tendencia del oro y cómo identificamos sus puntos más importantes? Para Chris Wston, estratega jefe de IG Markets, una ruptura por debajo de los 1.180 dólares sería determinante para el metal precioso. Ya lo vimos caer en esa zona dos veces el año pasado, en el segundo y cuarto trimestre, pero se recuperó en ambas ocasiones.

"Si rompe el soporte de los 1.180 dólares, los 1.100 dólares estarán sobre la mesa antes de fin de año”, aseguraba Weston en unas declaraciones que recogía la CNBC. "Existe una tormenta perfecta para el oro con las expectativas de inflación en Estados Unidos, Europa y Japón, que son tres de las economías más grandes del mundo”, añadía.

En los últimos seis meses, su caída de más del 9%. Ya no es un refugio tan atractivo para los inversores. Con más motivo por las tensiones geopolíticas en Europa del Este y Oriente Medio, que en esta ocasión no han empujado a que se refugien en este activo como en anteriores ocasiones cuando la tensión ha crecido. Algo significativo.

En cambio, el entorno inflacionario y la situación del dólar en Estados Unidos han entorpecido el atractivo que anteriormente tenía el oro. Un dólar más fuerte es negativo para la demanda de oro, ya que hace que el metal sea más caro para los tenedores de otras divisas. Por tanto, desde un punto de vista fundamental, su devenir podría ser alcista.

Andrew Su, director ejecutivo de Compass Global Markets, decía esta semana que está comprando “agresivamente” oro en los niveles actuales, puesto que tiene una perspectiva absolutamente brillante.

"El oro está sobrevendido en este nivel y creo que es una reacción exagerada por la situación del dólar estadounidense”, añadía el analista. "Creo que habrá un repunte impulsado por cobertura de cortos", consideraba Su prediciendo que el oro subirá a hasta los 1.250 o 1.300 dólares a final de año.