La diversificación reduce la volatilidad de los resultados y permite sacar partido global a la experiencia y a las mejores prácticas entre los países.

Banco Santander ha profundizado en esta diversificación en los últimos años y hoy en día no hay banco en el mundo con una presencia tan equilibrada entre mercados maduros y emergentes, que contribuyen, respectivamente, en un 47% y 53% al beneficio del Grupo. Gracias a esta diversificación, y al esfuerzo realizado para fortalecer el balance, Banco Santander está preparado para iniciar una etapa de beneficios crecientes que se sostendrán no sólo en esta sólida posición de partida, sino en una mejora general de la situación económica en los países donde operamos.


Así, las economías más desarrolladas confirmarán las mejoras generalizadas que ya se empiezan a notar desde el pasado verano.

EEUU, el más avanzado en el ciclo, se encuentra en las primeras fases de la expansión.

En cuanto a Reino Unido, que ha sido la gran sorpresa positiva del año, presenta unas perspectivas muy favorables e incluso la Eurozona, aunque de forma más tímida, ha dejado atrás la recesión y presenta perspectivas más favorables para 2014. A ello contribuyen de manera muy significativa los pasos dados en la unión bancaria, que ya están teniendo un impacto positivo en el coste de financiación de los bancos. Cuando se apruebe la Unión Bancaria, estos pasos serán ya irreversibles y tendrán reflejo en el rating y en el coste de financiación.

Banco Santander apoya totalmente el establecimiento del mecanismo único de supervisión, que supondrá que en noviembre de 2014 el Banco Central Europeo supervise directamente a las 130 mayores entidades financieras de la zona euro, así como las decisiones adoptadas para la consecución de un mecanismo único de resolución de crisis bancarias. La unión bancaria permitirá que se rompa el vínculo entre la banca y el riesgo soberano y que la valoración de las entidades financieras dependa más de su fortaleza y de la calidad de su gestión que de su país de origen.

Además de las economías más maduras, también hay signos positivos en las emergentes.

Latinoamérica muestra mejores perspectivas, muy especialmente México, que en los últimos meses ha dado pasos de gigante con un proceso de reformas muy ambicioso que ha mejorado sustancialmente su potencial de crecimiento. El potencial de crecimiento de Brasil permanece intacto y las perspectivas de nuestra filial son excelentes.

En cuanto a Chile, el país mantiene su velocidad de crucero. En el caso de Argentina, la economía muestra fortalezas ya conocidas como un crecimiento aceptable, un sector privado poco endeudado, bajo nivel de desempleo, producción agrícola récord y altos precios de materias primas, y no esperamos que el episodio de inestabilidad cambiaria en el que está inmerso el país vaya a cambiar en exceso la situación anterior, máxime teniendo en cuenta la buena situación de solvencia y calidad crediticia de las principales entidades financieras.

Por su parte, Polonia, otro de los mercados en los que está el banco, ha sido una economía que no ha entrado en recesión durante la crisis, manteniendo un diferencial positivo con la Unión Europea. Es un país con buenos fundamentales desde el punto de vista macroeconómico y cuenta con un sistema financiero fuerte, con lo que esperamos que doble las tasas de crecimiento de la Unión Europea en los dos próximos años.