Las palabras, más allá de la semántica esconden un significado que puede enriquecer la lectura de una opinión. La riqueza del significado se enmascara en la belleza de un conjunto de símbolos que pronunciados nos permite desarrollar el placer de comunicarnos. La palabra experiencia tiene origen en el latín, de la palabra experientia que hace referencia a prueba o ensayo. Se compone de tres sílabas, el prefijo ex, la raíz peri (que hace referencia a arriesgar e intentar) y el sufijo -entia.
Por lo tanto, podríamos decir que la experiencia es la cualidad de ratificar sucesos a partir de las cosas. Se relaciona con el conocimiento empírico o heurístico, es decir la capacidad de llegar al conocimiento analizando los resultados y sacando nuevas conclusiones partiendo de los errores anteriores.

La experiencia entonces no hace referencia a los años o a la certeza de algo, más bien a un desarrollo inherente a la reiteración de sucesos que nos permiten mejorar de forma recurrente nuestros errores, para llegar a conclusiones cada vez más certeras. Si partimos de esta hipótesis, podemos entender la dificultad que implica para el mercado poder valorar de forma justa las repercusiones que las medidas de los bancos centrales pueden tener a medio o largo plazo sobre nuestra sociedad y por este motivo estamos viendo gran disparidad de opiniones representadas en los gráficos en forma de emoción, conflicto de interés y estructura de mercado. Por emoción me refiero a la elevada volatilidad del mercado hipérbole del temor y raciocinio propios del mismo, exagerados por la peor crisis financiera de la historia reciente del capitalismo.



El conflicto de interés viene de la pedante actitud de los banqueros centrales, capaces de comprar activos en el mercado de forma totalmente amateur, sobrevalorando activos y sin dar continuidad a tendencias que como en el caso de Japón, se desvanecen a la misma velocidad que crecen haciendo inútil todo el esfuerzo monetario del Boj. La estructura del mercado hace referencia a las estrategias típicas llevadas a cabo principalmente por Hedge Funds, centrados en sacar el máximo partido a los movimientos del precio sin importar ni un ápice la connotación económica de fondo, aquí tenemos el aberrante caso del bono alemán cotizando al 142%, una locura ¿no creen?

Son muchas las consultas que nos llegan a Blackbird referente a tratar de encontrar una explicación a la gran controversia del mercado, sin embargo, no es relevante entender qué sucederá tanto como entender que sucede. Y lo que sucede es que el mundo se encuentra en una situación irreversible, en un momento de grandes cambios y que la historia tratará de juzgar en su justa medida, pero no cabe duda de que nuestro mundo ya jamás volverá a ser como era.

Para entender nuestra actual crisis económica deberíamos remontarnos a la década de los 70, justo cuando en época de Richard Nixon se decidió liquidar el patrón oro y el dinero entraba en la fase de barra libre total. La capacidad del estado de imprimir dinero se convertiría en ilimitada. Fue entonces cuando el oro dejó de ser un activo monetario, y empezó a cotizar en los mercados como un termómetro de la inflación. Si bien es cierto que todavía se considera un activo monetario, no cabe duda de que desde la época de Richard Nixon, el patrón oro dejó de ser el verdadero motor de la liquidez mundial. Este grave error, se ha retroalimentado de la mano de dos presidentes de la FED, como Alan Greenspan y Ben Bernanke. Podríamos dar un salto y pasar de este hito, hacia el crash de 1.987, mi favorito, el cual llevo grabado en mi muñeca izquierda ya que esconde un significado muy especial. En 1.987, un grave crack bursátil y el posterior pánico de revivir una nueva gran depresión, provocó las inyecciones de capital de Alan Greenspan para salvar el sistema. Esta excusa y el miedo al colapso, se ha instaurado en nuestra sociedad como algo prácticamente doctrinal. Lejos de entender que la solución a la crisis pasa precisamente por dejar que el propio mercado sea el que corrija las inversiones erróneas provocadas en auges económicos, con dosis de humildad, el estado, en este caso alimentado por la FED, inyecta nuevamente liquidez para salvar el sistema.
Esta conducta cortoplacista, se instaura en nuestra sociedad dejando de lado por una parte los valores del esfuerzo y el sacrificio y por otro lado, la humildad de reconocer los errores, sufriendo las consiguientes quiebras provocadas por decisiones empresariales erróneas.



Siguiendo éste esquema, el mercado empieza un auge de expansión económica y crediticia, que lleva a los mercados a dos hitos muy importantes, dichos hitos marcarán el cambio cultural y las posteriores consecuencias en la crisis de 2.008. Por un lado tenemos el rescate del fondo Long Term Capital Management. El prestigioso fondo de inversión, gestionado probablemente por el equipo de mayor talento y coeficiente intelectual que jamás haya existido en la historia de la humanidad, premio Nobel incluido; ¡quebró! debido única y exclusivamente al apalancamiento financiero. Una decisión humana errónea, junto con el abuso del capital especulativo (logró rentabilidades artificiales) terminó con la quiebra del conocido fondo. En ese momento el estado, lejos de dejar que el propio sistema fuera el que corrigiera la decisión errónea de inversión, inyectó liquidez salvando al fondo y dejando que el mundo pudiera seguir creciendo de una forma frágil y meramente artificial, degenerando en la posterior burbuja de las “.com”.

Retirar el patrón oro y la llegada de Adam Smith han dado un excesivo protagonismo a los banqueros centrales, que han hecho una llamada a la heroicidad, tratando de solventar los problemas de cara a la galería, engrandeciendo una burbuja que hace décadas que viene retroalimentándose. Aplazar el problema es un suceso muy grave y si bien es cierto que la actitud cortoplacista de los bancos centrales de Japón y USA parece muy positiva para el inversor; a largo plazo, las políticas implementadas en Europa por petición expresa de Alemania son probablemente más acertadas. Y me reitero en la experiencia para poder entender lo que a partir de ahora puede suceder y sobre todo, como decía; lo que sucede. El equipo liderado por Bernanke, defiende sus políticas argumentando la experiencia de Ben al mando de la crisis y se justifica su enorme experiencia en el estudio del crash de 1.929. Es cierto que el actual presidente de la FED es la persona que más ha estudiado el crash del 1.929, pero por más que estudie Bernanke, hay algo que a día de hoy no puede saber y son las consecuencias de sus políticas. Como decía, la experiencia tiene relación a un suceso de prueba y error y lo que podemos concluir es que partimos de un suceso acaecido hace 84 años que nos enseñó en base a una prueba y un error lo que no hay que hacer. Partiendo de esta hipótesis, la reserva federal ha podido evitar lo que sucedió entonces, una gran depresión, sin embargo las consecuencias de esta prueba, es decir los errores, son imposibles de conocer. Evidentemente hay muchas teorías y muchos estudios, pero lo que ocurra a partir de ahora es impredecible y no olvidemos que la realidad siempre supera la ficción.

La única forma de entender qué está sucediendo es prestar atención al mercado; al precio. Como siempre, el precio lo descuenta todo y en él podemos ver reflejo de las principales noticias que afectan al sistema capitalista. Europa rezagada y azotada en una severa recesión, USA en una ilusoria y artificial tendencia alcista y los bonos cotizando una enorme disparidad de una demanda claramente especulativa pero minorada por el efecto de la guerra de divisas. En definitiva, burbuja bursátil, burbuja en Renta Fija y burbuja en el oro…¿Quién da más?

Como en todas las burbujas el auge en la cotización del oro llegó en el año 2.011. Como siempre basta una mirada en nuestro alrededor para darnos cuenta de que un ilusorio afán de dinero fácil ha llegado en forma de burbuja financiera. La proliferación de los famosos “compro oro” en las calles de las principales ciudades junto con la aparición de diferentes empresas que ofrecen el oro como un gran y seguro instrumento de inversión, reflejaron en 2.011, entre otras variables, la saturación propia de un mercado en burbuja. Tras el clímax visto en agosto de 2.011 hemos asistido a una zona de distribución que ha durado algo más de año y medio.

Tras la distribución el papel queda en manos de los últimos en llegar, y éstos suelen tener un compromiso emocional débil en el mercado. Lógico, su único argumento se sustenta en ganar dinero sin esfuerzo y en la vida el dinero es fruto del salario y éste fruto del esfuerzo.



El oro ha sido la primera burbuja en caer y estamos asistiendo a un desplome ya del -25% en los últimos 8 meses. Técnicamente está bajista a corto, medio y largo plazo según mis modelos de análisis y está formando una pauta de continuación bajista que daría continuación del movimiento direccional previo perdiendo los 1.350 USD por onza con objetivo en 1.150 USD por onza.

Para tratar de aprovechar al máximo el movimiento chartista, podría plantear una estrategia de Trading siguiendo el esquema de nuestro sistema de trading “Black Eagle”. En este sentido, buscaría una posición corta de arranque a la contra en la línea de ataque en la zona de los 1.411 USD y en caso de cumplirse la fuga de continuación buscaría doblar el lote en la línea de convicción, entrando en break out en 1.350 USD.

Para controlar el riesgo calculo el lote partiendo de la volatilidad, en este sentido remarcar que la volatilidad del par XAU/USD es de 25 USD por onza, por lo que entraríamos con un lote de 4 onzas por cada 100€ de riesgo asumido y cortaríamos las pérdidas si el oro logra exceder nuestro punto de arranque a la contra en 25 USD por onza.
Así pues, el oro nos presenta una oportunidad ganadora, que trataría de aprovechar buscando un movimiento direccional, gestionando la salida en gráfico semanal. Y es que el Trading como la vida misma no admite conformismos y no es precisamente el conformismo lo que ha llevado a la especie humana a su evolución. Pequeñas decisiones han cambiado el mundo y ya que hablamos de decisiones y de Nixon, su decisión sirvió para acelerar el crecimiento mundial, pero un crecimiento basado en una artificial expansión monetaria abocada al fracaso. No nos engañemos, ¿qué es sino el éxito? la suma corregida de fracasos, ¿quizás? Al fin y al cabo, como decía, la experiencia es fruto de superar los errores y citando nuevamente a Nixon; un hombre no está acabado cuando es derrotado, lo está cuando abandona.

Gisela Turazzini
Blackbird CEO