El índice de referencia en Estados Unidos, el S&P 500, sigue marcando un ritmo contundente. Siempre se cuestiona cuándo caerá, pero lo cierto es que hasta ahora se ha mantenido intratable e inconmensurable en el tiempo. No ha habido motivo que lo haya hecho retroceder en porcentajes importantes.

El foco de atención sigue centrado en la Reserva Federal. Es lo que todos los expertos están siguiendo de cerca puesto que una decisión de subida de tipos de interés antes de lo previsto podría hacer retroceder de manera importante el mercado.

Sin embargo, para Jeff Kilburg, presidente de KKM Financial, considera que a medida que se acerque el otoño, con el fin del tapering por parte de la Fed, los problemas podrían comenzar a sucederse. “Según nos acercamos al Día del Trabajo (1 de septiembre) y el inicio del otoño puede haber un par de señales de advertencia”, apunta.

El experto se centra en una métrica clave y en particular en la evolución de los bonos a 10 años de Estados Unidos. "El mercado de bonos está situado en una zona de bandera roja”, dice. "Estamos viendo que los rendimientos a nivel mundial caen”, agrega.

Pero va más allá al destacar que los 2.000 puntos son clave para “la evolución futura del S&P 500”. Destaca que aunque no se trate de un nivel ténico “sí es un nivel psicológico que, de no conseguirse, podríamos ver un retroceso”.

Ese retroceso, o movimiento a la baja en las acciones “está llegando”, señala Kilburg, pero no se va a certificar de verdad a menos que se produzca otra medida clave. "Todo el mundo se siente como cada vez que venimos cae la bolsa un 3% o 4% hay temor, pero finalmente habrá un descenso mayor”, concluye.